Han pasado cerca de dos meses desde que May y David se conocieron, ambos recuerdan aquél encuentro, corriendo a media calle bajo la lluvia, como una divertida experiencia.
—Cuando le diste el dinero parecía que tenía ganas de darte un golpe— May ríe con tanta fuerza que tiene que tomarse el estómago con ambas manos.
—Me gustaría haberlo visto intentándolo— responde David, con una sonrisa de oreja a oreja— ese tipo debe ser igual de ágil que un elefante ciego.
Marie, como ha logrado averiguar en los últimos meses, sabe que David es el hijo menor de un matrimonio de edad avanzada, él está rozando los dieciocho años, mientras que su hermano adoptivo, Marco, ya ha alcanzado los treinta.
—No sé qué pasa con mi familia— le comentó en una ocasión— a todos el Reloj nos agarró por los tobillos, mira a mis padres, que se conocieron hasta cerca de los cincuenta. A mi hermano le quedan treinta años en su Reloj, ¡treinta, May! Le falta recorrer la misma cantidad de tiempo que ha recorrido hasta ahora.
—¿Y a ti?— se atrevió por fin a preguntar la joven— ¿a ti cuánto te queda?
David se arremangó la camisa mostrándole su muñeca, May abrió los ojos con desmesura, tomando firmemente el brazo de su amigo para cerciorarse que sus ojos no la engañaban.
—Cuando nací— dijo él— mi Reloj ya me deba cerca de doscientos años… aún ahora me queda mucho tiempo— May no comentó nada, simplemente se dedicó a seguir regando la amistad sembrada durante las últimas semanas.
A finales de octubre David la llevó a conocer la tienda de música que llevaba su hermano, para celebrar su décimo séptimo cumpleaños.
—Elige lo que quieras— dijo mientras abría la puerta del local— va por mi cuenta.
May quedó maravillada, desde el suelo hasta el techo se alzaban estantes repletos de discos, complementados por algunos aparatos reproductores para escuchar las canciones que prefirieras.
—Hermano— saludó David a un joven tras del mostrador— mira, ella es May, May él es mi hermano Marco.
Marie saludó a Marco con un apretón de manos y una gran sonrisa, a diferencia de su hermano menor Marco tenía el cabello rubio, largo como dos cortinas a ambos lados de la cabeza, enmarcando un rostro con nariz pronunciada y brillantes ojos azules.
—¿Alguna recomendación musical, señorita?— se ofreció, sacando un par de discos por debajo del mostrador.
—Muchas gracias, pero me gustaría dar una vuelta sola para ver lo que puedo encontrar.
—Adelante, pues— le dedicó una amplia sonrisa de grandes incisivos, mientras con su mano señalaba todas las estanterías delante de ellos.
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The clock [Editando]
Short StorySi un reloj tuviera una cuenta regresiva hasta el momento en el que encuentres a tu alma gemela, ¿la aceptarías?