12.

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Las heridas sangraban mientras corría y buscaba a Fred entre las manadas. Gritos a mi alrededor me impedían concentrarme. Mi pecho dolía y mi loba gritaba mientras buscábamos al amor de nuestras vidas. Mis patas se mancharon con la sangre de Estela la había dejado segura mientras buscaba a Fred.

( 24 horas antes... )

Sentí las manos de Fred aferrarce a mi cintura y Sonreí como idiota era tan cálido tenerlo junto a mi, me había completado de la manera más hermosa.

- Ya eres mi esposa - asentí su nariz bajo a mi cuello y con ternura lo beso, mi respiración se agito y me sentí mareada. - puedo esperar si no estás lista hermosa. - negué rápidamente y me gire para quedar frente a él.

- Nací lista para ti - antes de poder continuar me beso con nesecidad.

Sus manos comenzaron una danza armoniosa mientras me acariciaba. Me sentí plena y feliz olvidando todo lo que había pasado. Y supe que jamás había amado a alguien más siempre había sido el y lo seguiría siendo hasta mi último aliento.

Tenía la necesidad de que lo escuchara de mis labios, de que supiera lo importante que era para mí, pero simplemente no habían palabras cuando lo intentaba. El amor no sé podía desir o escribir era de esos sentimientos que no tienen un como o un porque.

Sólo sabía que lo amaba más que a mi vida y que nunca nadie ocuparía su lugar en mi alma.

Cerré con fuerza los ojos y me deje llevar por su toque, por su aliento, jamás había olido algo tan delicioso en toda mi vida, su cuerpo presionó el mío pero no era suficiente lo quería sentir en todos los sentidos y de todas las maneras posibles. Me aferre a el y este sonrió. Dando por fin lo que tanto anhelaba estaba entregándome todo.

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Llevaba media hora en serrada en el baño, no sabía cómo sentirme o como comportarme delante de mi ahora esposo.

Moví mis manos desesperadamente intentando que los nervios desaparecieran y respire muy profundo. Baje las escaleras y me encontré con Fred esperándome en la mesa.

Mordí mi labio y Sonreí apenada, carcajeó levantándose y me acorralo en la pared de cemento.

- Pensé que te habían secuestrado - me comía con la mirada y mis nervios volvieron aparecer.
Mire asía otro lado y el me sujeto para que lo mirara a los ojos y así lo hice. - fue maravilloso no tienes por qué sentirte cohibida Ari, yo te amo y lo menos que quiero es hacer que te sientas incómoda.

Sonreí ampliamente y lo abrace, - Estoy nerviosa - escondí mi rostro en su pecho, me sentía segura ese era mi lugar y lo sería siempre.

- Vamos a desayunar - asentí volviendo a mirarlo mis labios buscaron los suyos y lo bese con amor. Estábamos hechos para el otro.

Habíamos salido de compras a cenar y a la playa, cuando llegamos el teléfono comenzó a sonar insistente.

- Bueno - Mire a Fred y este se puso pálido. - Salimos de inmediato - asintió un par de veces y me miraba de vez en cuando con preocupación - Estaremos hay mañana.

Dicho aquello colgó la llamada - que sucede - mi voz salió nerviosa.

- Debemos volver ahora - camino en mi dirección y me apretó las manos - Eliot dice que sólo puede detener a la manada de Elian por unas cuantas horas más.

Las lágrimas llenaron mis ojos al entender lo que estaba sucediendo - Elian no puede detenerlo - negó mientras tomaba lo más importante y me jalaba asía el auto.

Mire la casa a lo lejos, algún día podríamos volver o el destino no me lo permitiría.

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Destino Cruel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora