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-¡¿Que qué?!- Lía alzó su voz al otro lado del teléfono
-Lía, -Suspiré –Lo siento, toma un taxi ¿sí?- Respondí
Michael me miraba desde la cama, sosteniendo el peso de su espalda en la cabecera, una sábana blanca cubría la mitad de su cuerpo, del dorso hacia abajo
-¿Te das cuenta del problema en que te meterás?- Graznó Lía
-Lo sé, lo sé- Suspiré y voltee mi cabeza para ver a Michael. Bajé la mirada hasta el piso. Suspiré –Olvídalo, en diez minutos paso por ti-
-____. ¿te pensabas quedar con Michael?- Preguntó, no pude evitar sonreír ruborizada
-Querida...- Me interrumpió
-¡JODER!- Gritó emocionada –Sabes, no dejaré que salgas del hotel, tienes que quedarte con él-
-Lía, me da lo mismo quedarme o no- Cerré los ojos, olvidé por completo que Michael y yo estábamos en la misma habitación, alcé la cabeza buscando su rostro, al escucharme decir esas palabras bajó la mirada, se decepcionó por completo. Me sentí la peor persona, ¡mierda! Yo no suelo ser así
-Te llamo en cinco minutos- Colgué el teléfono
-Michael...- Suspiré apenada, me acerqué a él
Puso su mano frente a su rostro haciendo que guardara silencio
-No te obligaré a quedarte...- Sonrió con ironía. Suspiré pasando una mano por mi rostro decepcionándome de mí misma
-No quise decir eso- Dije rendida –El problema...-
-¿Soy yo?- Preguntó, hice un gesto sin saber a qué se refería, de inmediato relajé mi rostro cuando entendí lo que quería decir
-No- Quise ser la misma chica fría que había conocido en aquella habitación pequeña antes del concierto, pero no lo lograba, ¿por qué? Espero que no sea lo que he estado pensando, aquellas palabras que dijo Lía comenzaban a taladrar mi cerebro –Han puesto seguridad en mi casa- Mis ojos se encontraron con los suyos mientras él cruzaba sus brazos
-¿Seguridad en tu casa? ¿Ha pasado algo?- De inmediato su rostro se tornó con preocupación
-No he podido hablar con mis tíos sobre ello- Esbocé una tímida sonrisa recordando a mi tía Lisa
Escuché un suspiro por su parte, lo miré deshaciéndome de la bata que cubría todo mi cuerpo. Sonrió escaneándome centímetro por centímetro
-Me quedaré- Separé mis manos para luego volver a juntarlas frente a mi pecho
-____, no quiero que tengas problemas- Dijo serio
Me acerqué hasta él y quité aquella sábana blanca observándole de arriba hasta abajo, centré mis ojos a un costado de su dorso, unas pequeñas manchas oscuras estaban ahí, sonreí de lado.
-No las veas- Escuché a Michael mientras tomaba la sábana que acababa de quitar y tapaba su dorso
-Hey- La quité otra vez inclinándome para acariciarle –Son lindas-
-¿____?- Replicó confundido. Lo miré -¿Qué has dicho?-
Me bastaron sólo unos segundo para reaccionar ante mis palabras
-Joder- Renegué por aquellas dos palabras que hacían la diferencia–Olvídalo-
-Has dicho que son lindas- Señaló aquellas manchas diminutas –Eso quiere decir que no eres la chica fría que aparentas ser-
-¿Qué?- Fruncí el entrecejo. Se acercó hasta tocar mis hombros
-Siempre lo supe- Sonrió dulcemente –Aunque en tu mente ronde la idea de ser la chica fría y sin sentimientos que has tomado como estereotipo, cariño, no lo logras- Me separé de él
-¿Qué?- Repetí sintiendo que mis mejillas tomaban un color rojizo y no hablo exactamente de enojo
-Oh ____- Esbozó otra sonrisa enredando sus brazos a mi delgada cintura
-No Michael, estás equivocado- Reí irónicamente. Alejándome de él, intentando no abalanzarme sobre él llenándolo de besos –Bastante equivocado-
-Sabes...- Tocó su barbilla –No quiero parecer egocéntrico pero, es demasiado raro cuando me equivoco-
-Bien- Asentí –Lamento decirlo, te has equivocado- Sonreí
-Yo sé que no- Volvió a acerarse a mí, sentí la lisa pared chocando con mi espalda, puso ambas manos en los costados de mis hombros, haciendo que quedara indefensa, sólo para él -¿Sabes cuánto me gustas?-
-Michael- Dije con valentía mirando sus ojos, tomé su dorso y lo alejé un poco –Esto no está bien-
Caminé hasta la cama y me senté. Me rendí por completo. Era totalmente cierto, aunque no quería verlo, tarde o temprano pasaría, de alguna manera "subliminal", Michael había hecho que mis ojos se abrieran observando la realidad, esa realidad que en mi opinión era absurda, inexistente en mi pequeño mundo. Efectivamente, Michael Jackson lo había logrado, sí señores, me había enamorado.
Pasé una mano por mi rostro antes de tomar mi móvil el cual sonaba como loco una y otra vez, habían pasado casi dos horas desde que tuve esa conversación con Michael.
Miré la pantalla, era Lía, respondí asegurando que Michael no viese el nombre en la pantalla de mi teléfono
-¿Pasa algo?- Pregunté mordiendo mi labio inferior mientras devoraba a Michael con la mirada
-____- La voz de Lía se escuchaba agitada y con bastante preocupación –¡JODER! Te he estado llamando como una cínica- Dijo con voz rápida, casi en un grito
-¿Lía? ¿Qué pasa?- Entré en pánico
-¡Tus tíos te están buscando!-
Que me parta un puto rayo
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Más allá de los escenarios... Michael Jackson |Hot|
Novela JuvenilY pensar que todo empezó con un simple boleto VIP... Señoritas, ésta novela es para morir! De verdad, tienen que leerla. Completamente mía, cien por ciento original. Disfrútenla mucho