3.

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El tiempo pasaba y Harry seguía en aquel lugar sentado y maniatado. Quizás eran horas, quizás solo minutos... no lo sabía, no podía distinguirlo. Pero lo que si sabía era que estaba comenzando a sentir calor en aquel lugar y el abrigo que se había puesto la madrugada anterior luego de salir del trabajo, no ayudaba en nada.

Hacia algún instante había dejado soltar algunas lágrimas, tenía miedo y no sabría cuando volvería a su casa... o si volvería. La venda que cubría sus ojos estaba totalmente humedecida gracias a eso, y sus ojos comenzaban a arder un poco.

Sintió la puerta abrirse.

-Veo que te has portado bien.

Harry puso en alerta todos sus sentidos.

-¿Tienes sed?—preguntó ahora, quitándole la mordaza de la boca, pero Harry seguía sin responder—. Cuando hablo me gusta que me respondan ¿Entiendes?—dijo parándose junto a él y tirando de su cabello nuevamente. El rizado se sobresaltó y dio un gemido por el dolor que le causó aquel tirón.

-¿¡Entiendes!?

-S-sí, entiendo—respondió al fin.

-Muy bien, entonces vas a beber agua.

al escuchar eso sintió algo de esperanzas, si le darían de beber o de comer quizás no lo matarían... ¿Si no por qué iban a hacer eso?

-Tengo calor—se animó a decir.

-¿Qué quieres?

-Quisiera poder quitarme el... quitarme el abrigo.

Se hizo un silencio de algunos segundos.

-Bien.

El rizado sintió unas manos sobre sus muñecas y notó que comenzaban a desatarlas.

-No intentes nada, tengo un arma aquí que no me disgustaría para nada sacar—advirtió el hombre.

Luego aquellas manos se dirigieron hacia su pecho. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo y se dio cuenta que estaba conteniendo su respiración. Esas manos comenzaron a desabrochar los botones del abrigo, lentamente... o quizás el lo sentía así.

Le quitó las mangas y Harry con algunos movimientos ayudó a poder sacárselo por completo.

El hombre cogió entre sus manos el abrigo y se quedó mirando unos segundos a su víctima. Hasta antes no había podido apreciar como estaba vestido gracias a que su abrigo cubría hasta sus rodillas.

Harry tenía unos pantalones negros bastante ajustados, que dejaban poco para la imaginación, al igual que su camisa floreada, que se encontraba abierta hasta su pecho y se podían ver algunas partes de tatuajes. Se mordió el labio inconscientemente.

-Gr-gracias—habló el rizado, sin saber si aún estaba junto a él aquel hombre. Todo se encontraba en completo silencio. El hombre tomó sus muñecas y volvió a atárselas detrás de la silla.

-Iré a buscar agua—respondió en un tono seco

A los pocos segundos volvió con un vaso de agua.

-Abre la boca, risitos—ordenó. Harry obedeció y entre-abrió sus labios, sintió el vaso entre ellos y comenzó a beber—. Muy bien, así me gusta.

-¡Louis!—se escuchó un grito a lo lejos. Alguien había llegado. Harry se sorprendió, ¿Louis se llamaba aquel muchacho grosero que estaba comenzando a ser algo amable con él?

-Mierda—susurró—. Ya vuelvo.

Le colocó la mordaza nuevamente.

La puerta se cerró bruscamente y Harry una vez más quedó solo en aquel desconocido lugar.

                                                                                   .........

-Felicidades—dijo Louis completamente enojado al encontrarse de frente con su compañero.

-Gracias, ¿Por qué?—dijo sin entender aquel chico de voz masculina, al igual que su figura.

-Porque te acabas de recibir de imbécil.

-Oye, ¿Qué te sucede?

-¡Acabas de gritar mi nombre! ¡Eres un idiota!

-Oh...pero, ¿No vas a acabar con él? Richard quiere eso.

-Da igual, mira si algo sale mal y se escapa. ¡Él sabe mi nombre, Liam!

-¡Felicidades para ti también porque acabas de gritar mi nombre!

-Te lo mereces por idiota.

-Tranquilizate, ¿Desde cuándo algo nos sale mal? Sobre todo a ti.

-Lo sé. El alumno supera al maestro—sonrió Louis.

-Deja de hacerte el malo, no asustas a nadie con esa voz chillona y tu medio metro.

Louis miró ofendido a su amigo. Sí, puede que sea todo lo contrario a él y que Liam tuviera un cuerpo bastante marcado y fuera alto, mientras que él era delgado y no medía más de 1,70... pero aún así tenía la fuerza suficiente para romperle la cara si quisiera.

-Vete a la mierda ¿A qué has venido? No me dijiste que vendrías.

-Richard quiere saber cómo va todo y si necesitas algo.

-Todo va bien, es una de las víctimas más fácil que he conocido. No causa ningún problema, es muy sumiso...

Liam lo miró aguantando la risa.

-¿Con que un sumiso eh?—rió.

Louis entendió el concepto y también rió.

-No me refería a eso,  pero ahora que lo mencionas...

-¿Piensas divertirte un rato con él?

-Liam, por favor...

-Vamos, es justo como te gustan a ti.

-Tienes razón... tienes que ver sus piernas. Me pidió que le quitara su largo abrigo y pude ver los ajustados pantalones que llevaba. Joder, tiene mejores piernas que una mujer.

-Vaya, sí que debe estar bueno. ¡Aprovecha, Louis! en unos días habrá que terminar con él y no quiero que luego te arrepientas de no hacer nada. Si no, tendré que probarlo yo.

Louis soltó una carcajada. 

-Ni lo sueñes.

Secuestrador - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora