6.

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¿Cómo le diría a Richard lo que sucedió? ¿Se enojaría mucho con él aunque Louis no tuviera la culpa de nada? Quizás no se enfadaba demasiado con él si tomaba la decisión de acabar cuanto antes con Harry. La sola idea de tener que matar a Harry antes de tiempo lo asustaba demasiado... sentía por primera vez que aún no estaba preparado para hacerlo y se enojaba con él mismo por aquella estúpida actitud. Por el momento decidió contarle lo sucedido solo a Liam, quien estuvo de acuerdo en que no había que decirle nada a Richard por ahora. Ambos estaban de acuerdo en que no creían que fuera posible que Harry pudiera escapar antes del día del supuesto intercambio, y Louis aseguró bien la puerta de aquel lugar.

Todo estaba planeado desde un principio. Lo tendrían al menos diez días dentro de aquel lugar para hacer sufrir lo suficiente a Des, el padre de Harry, y ver si podrían sacarle más dinero del debido. Al llegar el día del supuesto intercambio le harían dejar el dinero a Des primero y luego le indicarían dónde estaría su hijo atado, cuando él se dirija al lugar se encontraría con Harry sin vida.

 Richard era un hombre muy poderoso y de palabra, y cuando hablaba de venganza hablaba en serio, no daba advertencias, si alguien hacía mal algo entonces no lo perdonaba.

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Era el tercer día de encierro y Harry sólo había estado a agua. Hacía tres días no comía absolutamente nada y su estómago cada vez sonaba más fuerte.

Louis entró por primera vez luego de lo que sucedió entre ellos. No sabía cómo enfrentarlo, nunca había hecho una cosa así con sus víctimas y no tenía idea de cómo comportase.

-¿Tienes sed?—fue lo primero que dijo, con una mirada que no transmitía absolutamente nada y el rostro serio.

Harry negó con la cabeza e intentó decir algo, pero con la mordaza que llevaba puesta era imposible.

-Bueno... ya no tienes venda en los ojos, qué más da. No creo que vayas a gritar, ¿verdad?—preguntó Louis, Harry negó y el ojiazul le quitó la mordaza.

-T-tengo mucha hambre—dijo el rizado.

-¿Hambre?—preguntó Louis alzando ambas cejas—. ¿Acaso crees que esto es un restaurante?

-Lo siento... yo solo... yo.

Louis miró como el rizado miraba al suelo totalmente asustado y sintió una punzada de culpa por tratarlo de esa manera. ¿Qué demonios?

-Ahora vengo—dijo intentando sonar rudo.

Se dirigió hacia la cocina del lugar y no había mucho para comer. Hacía días que él solo se alimentaba de comida chatarra, snacks y cerveza, pero recordó que en refrigerador había un poco de arroz hecho. Estaba frío pero qué importaba, cuando se tiene hambre se come cualquier cosa. Tomó el plato y llenó un vaso con agua.

-Te traje arroz...

Era totalmente estúpido lo que estaba haciendo, Harry en unos pocos días debía ser asesinado y no tenía sentido que lo alimentara pero aún así lo estaba haciendo.

-Abre la boca—le ordenó, a Harry aquella orden le recordó a él de rodillas frente a Louis haciendo eso que no quería ni mencionar...

Harry entre abrió los labios y Louis comenzó a darle de comer en la boca. Al ver la desesperación del muchacho al comer le dio algo de gracia, entonces Harry se detuvo.

-Lo siento—dijo.

-Oh, no. No te detengas, sólo que me causó cierta gracia y un poco de ternura verte comer tan desesperado.

Harry lo miró sorprendido y Louis frunció el ceño al darse cuenta de lo que acababa de decir. Quería pegarse un puñetazo a él mismo por estar diciendo esas cosas y actuando de la manera en que actuaba.

-Come que no tengo todo el día—intentó recobrar su papel serio.

Harry obedeció y luego de terminar todo, Louis le dio unos tragos de agua, que también bebió desesperadamente.

-Gracias—susurró el rizado.

Louis sólo lo miro.

-Oye... no quiero hacerte enojar, ¿Pero cuánto más tiempo estaré aquí?

-¿Acaso te importa eso?

-Quisiera saber cómo está mi familia y mis seres queridos...

-Ellos están bien, créeme. Quizás bueno, tu madre esté algo desesperada... pero así son las madres supongo.

Harry lo miró intentando descifrar aquello, en su mirada se notaba melancolía ¿el suponía que las madres eran así? Entonces... ¿él no tenía una? De pronto comenzó a sentir cierta curiosidad por aquellos profundos ojos azules que transmitían todas sus emociones. Se dio cuenta que sus ojos eran un espejo de su alma, y no necesitaba hablar para demostrar sus sentimientos.

-¿Por qué me estás viendo así?—preguntó molesto Louis.

-Por nada... sólo que noté cierta tristeza al decir eso.

-¿Al decir qué?—dijo en el mismo tono.

-Al hablar sobre madres.

-Creo que estás metiendo las narices donde no debes—respondió acercándose para volver a colocarle la mordaza.

Harry no dijo nada y dejó que volviera a tapar su boca. Louis apagó la luz de aquel lugar y se retiró, cerciorándose antes de que todo estuviera bien cerrado.

Secuestrador - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora