Vacaciones

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Nuestra historia comienza en California, donde Wendy Denshy, amante de la música pop e indie, bibliófila con cierta obsesión con Harry Potter y mundos de fantasía, está a punto de irse de vacaciones con su familia a México.

Wendy es una alumna excelente, está en su último año de universidad y ha vuelto a casa de sus padres por sus vacaciones de verano. Es una persona muy familiar, siempre que puede vuelve a casa para pasar tiempo con sus familiares. También es bastante sociable, además de la gente que ha conocido en la universidad, sigue manteniendo el contacto con su pequeño grupo de amigos de su infancia.

─¡Wendy! ¡levántate!

Era la sexta vez que el padre de Wendy subía a su cuarto y la gritaba a través de la puerta para despertarla, pero Wendy parecía que se le había pegado la almohada a la cabeza y se negaba a moverse.

─¡Como no salgamos pronto se va a formar caravana y no vamos a llegar nunca! ─Su padre le gritó desde el piso de abajo.

Wendy no se sentía cansada, pero quería seguir en su cama. Pocos lugares eran más cómodos para ella que su cama. Tras unos minutos mirando al techo decidió levantarse. Hizo su cama y se cambió de ropa. Pasó al baño a lavarse la cara y maquillarse.

En su reflejo ve su cabello pelirrojo ondulado algo alocado. Sus ojos verdes brillan con la claridad de la habitación en un día tan soleado. Se peina rápidamente y esconde un tirabuzón algo travieso que no quiere cooperar hoy detrás de la oreja. Todo esto mientras canta Everything has change de Taylor Swift con el peine en una mano como si fuese un micrófono

Antes de salir revisó la habitación por si faltaba algo que se le hubiese olvidado guardar, pero no quedaba nada. Bajó su maleta a la entrada de la casa para que no se le olvidase y se fue a la cocina. Se tomó su Nesquik en su taza favorita con una tostada de mermelada de fresa mientras los demás andaban de un lado a otro de la casa revisando todo.

─Cariño ¿cuándo dejarás de tomar chocolate y empezarás a tomar café? no vas crecer más por muchos más que bebas. ─Su Madre se limpió el sudor de la frente mientras sonreía.

─Sin Nesquik me falta algo. Me pone las pilas. ─Se encogió de hombros.

Cuando terminó de desayunar fregó su vaso y el plato de la tostada, y ayudó a guardar maletas en el maletero. Cuando todo estuvo listo se subió al coche y se puso los cascos blancos en los oídos con su música, mientras leía un libro.

Cuando llevaban una hora y media de camino hacia México, Wendy se cansó de leer, le dolía la vista, pero mantuvo los ojos abiertos mirando el paisaje un rato. Al darse cuenta de que lo único que vería por esa solitaria carretera eran tres coches que iban por delante de ellos en el mismo camino y de vez en cuando alguno que pasaba en dirección contraria, decidió cerrar los ojos y dormirse.

Wendy había estado durmiendo una hora y ya no encontraba posturas cómodas en el asiento del coche que la dejasen seguir durmiendo sin amenazar con romperse el cuello al despertar. Decidió abrir los ojos. Observó el paisaje mientras se desperezaba, dándose cuenta de que estaban completamente solos en esa carretera solitaria con campo a los dos lados de los carriles. Nada que ver. "Si no salimos pronto va a haber caravana y nunca vamos a llegar", recordó las palabras de su padre y se rió de ellas al ver que no había absolutamente nadie en la carretera.

A lo lejos, Wendy vio un coche de color blanco que se acercaba a un ritmo normal. Su hermano estaba dormido con la boca abierta. Su padre estaba pensando en sus cosas y mirando al frente. Su madre estaba dormida con un pañuelo en la cara para que no la molestase el sol. Cuando miró al frente notó lo aburrida que estaba y el tiempo que tendría que pasar hasta llegar sin nada con que entretenerse. Se colocó sus cascos de nuevo y seleccionó una canción al azar Die Young de Kesha empezó a sonar. Al levantar la vista su cerebro no reaccionaba ante lo que veía.

El coche blanco se había salido de su carril dando vueltas de campana a través del carril por el que los Denshy iban circulando y cuando Wendy gritó "¡Cuidado!" el coche ya había chocado contra el suyo y ella se golpeó la cabeza contra el asiento de delante.

Su coche estaba dando vueltas. Su madre gritó, pero de un momento a otro el grito paró en seco. Wendy cerró los ojos y no los volvió a abrir hasta que el coche se quedó quieto boca abajo. Cuando abrió los ojos vio a su hermano sangrando y con un brazo doblado de forma extraña. Su madre no se movía y su padre sangraba mucho y no daba señales de vida. El coche empezó a soltar humo negro y era cuestión de tiempo que se quedase sin oxígeno o que el coche prendiera en llamas.

Tres segundos. Todo había pasado en tres segundos. Un simple parpadeo y se desató el caos. Wendy parpadeó de nuevo e intentó abrir la puerta. Estaba atascada. Otro parpadeo y empezó a empujar la puerta con el pie, desesperada y con lágrimas cayéndole de los ojos. Respiró profundamente, pero sentía que esa podía ser su última bocanada de aire. El ambiente se sentía muy pesado y la costaba respirar. Cerró los ojos con fuerza. Las lágrimas caían por sus ojos sin parar. Se negaba a abrir los ojos y volver a ver a toda su familia ensangrentada. Otra profunda respiración y vio su vida pasar por delante como una película. Este era el fin se dijo a sí misma. Toda la impotencia que sentía se escapó de su cuerpo al exhalar su último aliento. Su cuerpo la estaba pidiendo dejarse llevar en un sueño profundo, y ya no podía luchar más contra esa sensación. En ese mismo instante sintió que flotaba. "¿Así se siente cuando sales de tu cuerpo?" se preguntó a sí misma. Necesitaba abrir los ojos para comprobarlo.

Su visión estaba borrosa por las lágrimas y el humo. No escuchaba nada salvo un agudo pitido que no había parado desde el impacto con el otro coche. Le costaba mantener los ojos abiertos, probablemente había perdido mucha sangre. Notó como unos brazos la ayudaban a salir del coche volcado. Alguien la tenía en brazos y se la llevaba de allí. Parpadeó de nuevo y forzando la vista un poco para intentar enfocar vio un tatuaje de una pluma en el cuello de un chico misterioso.

Otro parpadeo más y estaba dentro de un coche que no conocía. Una suerte que alguien estuviese pasando por aquella carretera en mitad de la nada. Miró al frente y entonces vio el desastre. Su coche estaba boca abajo. El coche blanco del carril contrario estaba de costado justo al lado del de sus padres, ambos coches en llamas. El pitido agudo subió de intensidad y Wendy gritó por el dolor. Una mano le apretó la suya. Todo le daba vueltas, le costaba mantener la cabeza recta y tener una visión clara. Giró la cara despacio a su izquierda para ver quién sostenía su mano.

Empezó a ver un brazo de un chico totalmente tatuado. Una camiseta negra de Rock. No conseguía escuchar nada. Estaba a punto de perder el conocimiento. La mano la volvió a apretar y fue suficiente para evitar que Wendy cerrase los ojos y se desmallase. Wendy intentó devolverle el apretón de manos con las pocas fuerzas que le quedaban.

Sus padres estaban muertos.

Era la única superviviente.

El chico misterioso destapó una botella de agua, se quitó la camiseta rápidamente y la empapó en agua. Wendy sintió cierto alivio al notar el frescor de la tela limpiando su cara ensangrentada. Eso la despertó un poco más. Empezó a ser más consciente de su alrededor y notó como empezaba a temblar. Sus ojos volvieron a cerrarse, pero empezó a recuperar el oído. El pitido empezó a bajar de intensidad y empezó a escuchar el flamear de las llamas.

Quería hablar, pero tenía la garganta tan seca y estaba tan paralizada por el shock que no era capaz de emitir ni una palabra. El chico destapó otra botella de agua y la ayudó a beber poco a poco. Mientras, Wendy intentaba volver a abrir los ojos. Fue entonces cuando miró por primera vez al chico, y este le dirigió una mirada preocupada antes de encender el motor y salir pitando de allí hacia el hospital más cercano.

Él tenía unos enormes ojos azules. Unos enormes y profundos ojos azules.


The Saviour (Andy Biersack)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora