Misa de Réquiem

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Wendy había pasado la noche en una posición incómoda. Los hombros le dolían y estirarse no ayudaba mucho. Se levantó de la cama ignorando los grandes pinchazos que sentía. Abrió las ventanas para ventilar la habitación y salió de ella. Tenía que entrar al baño a lavarse la cara como hacía cada mañana y vio que la habitación de el-ojazos-azules estaba abierta. No parecía estar en la cama así que Wendy se acercó dispuesta a entrar al baño. La puerta estaba entre abierta, pero aún así decidió llamar.

—Pasa. —Andy abrió la puerta con dos botes en las manos.—Estaba haciéndote hueco.

—Ah, Gracias.

Andy le había dejado toda una repisa del mueble con puerta de cristal vacía, solo para ella.

—Tenemos que ir a comprar. —Andy dejó los botes en su repisa.

—¿A comprar?—Wendy estaba adormilada todavía.

—No sé que te gusta de desayunar. Um, ya sabes, ahora vives aquí. También tendrás que comprar un albornoz, tus champús y esas cosas. No es que no te deje los míos, pero si prefieres usar otros tendremos que comprarlos...

Wendy se frotó las sienes con dos dedos. Por la mañana odiaba que la gente empezase a hablar sin parar estando ella en estado zombie con complejo de marmota.

—Oh, perdón. —Andy miró a Wendy.— Estás demasiado dormida y yo aquí hablando sin parar. No sé porqué estoy haciendo esto si yo soy el primero que odio que me hablen cuando estoy en estado zombie por las mañanas.

Wendy le sonrió un poco, lo máximo que sus labios podían llegar a estirarse estando tan secos, y Andy salió del baño para dejar que hiciese Wendy lo que fuera a hacer en el baño. Antes de marcharse y que la chica cerrase la puerta Andy volvió a hablar:

—Cuando salgas, desayunes y estés lista avísame. —Wendy asintió mientras se frotaba el ojo izquierdo.

* * *

—¿No tomas café?—Andy le miraba incrédulo.—¿Qué tomas por las mañanas entonces?

—Cola-Cao. —Andy creía ser víctima de una broma, pero en los ojos de la chica solo había inocencia y el chico acabó riendo mientras negaba con la cabeza.

—De acuerdo, compraremos Cola-Cao.

Andy dirigió el carrito a la sección del Cola-Cao y metió un bote grande de este. Siguieron caminando hasta la sección de la leche. Luego a la sección de bollería. Cogieron cosas que Wendy solía comer en su casa y antes de irse cogieron el pan y helados.

—¿Qué helados te gustan a ti? —Andy miraba el congelador donde había cientos tipos diferentes de helados.

—Me gusta el Coco helado y los de menta con chocolate. Y de polos los Magnum de chocolate con leche y almendras, ¿A ti?

—Los Magnum que has dicho me encantan y hay en casa, pero podemos coger coco helado y así lo pruebo. —Andy metió los cocos en el carrito y buscaron un albornoz y champús para Wendy.

Lamentablemente estaban agotados los champús que ella solía utilizar, pero dijo que se apañaría con los champús del chico, y fueron a pagar. Mientras esperaban en la fila, Wendy podía ver como la gente miraba raro a Andy por estar vestido con ropa toda  oscura mientras llevaba un carrito de supermercado rosa y ella vestida de verde a su lado.

Cuando metieron toda la compra en el coche de Andy y este iba a poner su música, Wendy le agarró del antebrazo.

—Deja que ponga yo mi música esta vez, por favor.—Wendy puso cara de cachorrito ante la mirada de Andy para convencerle, este cedió con un suspiro y encendió la radio.

The Saviour (Andy Biersack)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora