Hasta que mamá nos separe

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Wendy estaba en su cuarto con el portátil sobre el escritorio y el internet iba más lento que el caballo del malo. Estaba intentando investigar sobre el asunto de los Egurens, para que el tema no le explotase en la cara cuando se reuniese con los detectives; pero el internet se tomaba su tiempo, dejando a Wendy que se hundiese en sus pensamientos hasta que terminaba de cargar.

Las palabras de Andy de esa tarde se le aparecían constantemente en su cabeza, los azules ojos de Andy vistos tan de cerca, su aroma a…, Wendy no encontraba palabras para describir ese olor, simplemente sabía que la tranquilizaba. La página había cargado, y Wendy sacudió su cabeza para apartar a Andy de sus pensamientos.

Llevaba una hora buscando y lo único que había encontrado es una página Web de Ascensores. A Wendy le pareció ridículo asique se salió de la página. Seleccionó otra  página que aparecía, pero esta también amenazaba con dejarla cargando durante un buen rato, asique decidió dejar el ordenador, de todas maneras iba a ser algo que no tenía nada que ver; ya que estaba subrayado en negrita:

…aseguren

A Wendy le dolía la vista de tanto estar buscando sin encontrar nada, asique decidió abrir la ventana y mirar por esta. Se podía oír el sonido de las olas rompiendo en la orilla, y al vivir en un quinto el airecillo de verano le daba a Wendy en la cara. Justo lo que ella necesitaba.

                                                                                  *  *  *

Andy estaba en su cuarto viendo la tele, estaba tirado en la enorme cama; pero no prestaba atención al grupo que salía tocando en la pantalla del televisor.

Andy estaba dándole vueltas a lo que le había dicho a Wendy.

Ella le había sonreído justo después, y se había levantado lentamente. Después de eso Wendy había dejado el vaso de cola cao en la barra americana de la cocina y se había marchado a su cuarto, desde entonces había permanecido allí; y no estaba exagerando. Andy tenía la puerta abierta para comprobar si salía de su cuarto. Pero no se había abierto ni una sola vez.

Andy rodó sobre su cuerpo aplastando su cara contra la almohada. ¿Y si le estaba ignorando?. Andy levantó su cara de la almohada para respirar y dio un largo y prolongado suspiro.

Andy se regañaba mentalmente por haberla dicho eso. Ese no era el momento; ese, definitivamente no era el momento.

“¡Dios!, no me va a volver a dirigir la palabra” pensó Andy. Todo sería tan fácil si ella fuera como yo; si a ella le gustase el rock…”podría dedicarla una canción” se dijo a sí mismo. Andy negó ante la idea y volvió a  girar sobre si mismo. Estaba mirándo por la ventana desde la cama, “Dear God” de Avenged Sevenfold estaba en la pantalla, pero no lo miraba. Decidió apagar la tele y dormirse.

La reacción de Wendy se repetía en su cabeza, torturándole. Una, y otra, y otra vez. Sin piedad.

La mente crea la mayoría de nuestros problemas; porque si no, ¿Cuál era el problema?. Wendy estaba coladita por Andy, y Andy no podía pensar en otra cosa más que en ella. pero ambos pensaban que no era el momento. ¿Cuándo sería el momento?,¿ cuándo decidiría alguno de los dos dar el primer paso?.

Andy frustrado por no poder dormir se levantó de su cama, Wendy no había abierto la puerta. Algo se retorció en su estómago.

El rubio decidió ir a la gran azotea y dejar que el airecillo veraniego que corría por su terraza a estas horas de la noche le revolviese el cabello y le despejara.

The Saviour (Andy Biersack)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora