VIII. ESO CREO.

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Me sentía vacía por dentro. No tenía a alguien con quien hablar. No quería acercarme a Harry, y mi madre era la única que luchaba por sacarme un tema de conversación. Y aunque eso me gustase, yo solo deseaba estar sola. Y creo que nadie era capaz de entender eso. ¿Acaso era tan difícil tragar un envase de helado entero y llorar sin que nadie te viese?

—Hija, no puedes estar toda la vida metida en esa cama —dijo mi madre, removiendo las cortinas de las ventanas.

—Mamá por favor, solo quiero estar sola, ¿no entiendes?

—No, soy tu madre y me preocupo por ti. Tienes que continuar con tu vida. Tu debes entender.

—No tengo porqué. Solo tenía una amiga y la perdí. Ahora estoy sola.

—Si, pero hay cosas más importantes en la vida y además no estás sola. Esta Harry, yo y tu...

—Y más nadie mamá —afirme a mi madre, solo eran el mujeriego de Harry y ella.

—Claro que si hay otra persona.

—Pero, ¿de quien hablas?

—¡Tu padre Amanda!

Oh si, como me pude olvidar de mi padre, aquel señor que colaboró en darme la vida, mi progenitor. Rodrigo Parks, empresario importante, y padre de poco tiempo. Se la pasa de viaje en viaje y cuando no está con alguna de sus mujeres, se acuerda de mi madre y de mi. Pero simplemente no podría poner queja alguna de él, pues a mi madre y a mi nos tenía bien cuidadas. Solo me fuese gustado que me fuese prestado un poco más de atención durante mi infancia.


La casa de mi padre de playa era enorme. Cuando mi madre aceptó que tuviese otra casa, no se imaginó que sería el triple del tamaño de la nuestra. Un enorme jardín de grama artificial. Una piscina con losas rocosas. y ventanas gigantes por todos lados. A simple vista pudiese ser el sueño de cualquier persona. Pero para mi era la casa del infierno, ya que mi padre prefería estar en ella, que en la nuestra conmigo y su esposa.

Nunca iba a entender por qué aquel hombre de contextura gruesa, barbudo y cabello canoso, no deseaba o no tenía la motivación de protegerme, cuidarme, criarme. Acaso no podía ver que lo necesitaba. Era la única persona que conocía que más se pareciese a mi. Amaba leer, escribir y no creía en el superficialismo de las cosas.

El camino hacía la entrada de la casa era largo, y mientras los recorría con poco gusto, mi madre se cuestionaba si había sido buena idea ir a visitar a mi padre sin previo aviso luego de enterarse que acababa de volver de Nueva York. Pues ya estaba a punto de tener su respuesta, ya que mi padre venía en dirección hacia nosotras.

—Pa... Pa... ¡Papá!

—¡Amycita!

—¡Papá te extrañe mucho! —dije, abrazándolo con todas mis fuerzas.

—Yo igual esposo —secundo mi madre.

—Duquesa, mi esposa hermosa —mi padre me soltó y se dirigió hacia mi madre plantándole un enorme beso.

—Esposo guapote.

—Oigan, ¿pero qué hacen aquí?


Mi padre parecía nervioso y no sabía porqué, en sí el hecho de que se sorprendiese por nuestra visita sin aviso, era más aún. ¿Acaso no podíamos visitarlo? Ya era suficiente con no avisarnos de su llegada, ¿estaría ocultando algo?

—Papá, ¿por qué te sorprende tanto que te visitemos? Por lo que se, somos tu hija y tu esposa, y podemos verte cuando queramos. ¿O no?

—Si hija es solo que...

—Solo nada papá, no te pongas tonto eh.

—Perdón hija, de verdad no es nada malo.

—Eso espero, ya que yo... —no pude de terminar mi frase de advertencia a mi padre ya que recibí una llamada y la conteste—. ¿Si diga?

—Buenas mi nombre es Lisa y le estamos llamando de la oficina de presidencia del certamen, ¿es usted la señorita Amanda Parks?

—Si soy yo.

—Perfecto, le llamó para recordarle que la entrevista es dentro de una hora y aún no ha llegado.

—¿¡Entrevista!? ¿De que habla?

—Si la entrevista con Nicole Schnieper, su compañera Megan dijo que ella le iba a notificar a usted, ¿no lo hizo?

Rayos y contra rayos, Megan se acababa de vengar de mi, y de la peor forma. Si llegaba tarde de nuevo esta vez sí perdería mi oportunidad para siempre. Aunque de cualquier manera ya no importaba tanto, ¿o sí? No sí que valía, ya había perdido a mi mejor amiga la cual por cierto se volvió un poco demente por conseguirme esta última oportunidad.

Le confirme a Lisa que ahí estaría y colgué la llamada, le avisa a mis padres y salimos corriendo al auto en vía a la sede del certamen, solo tenía una hora para llegar y estábamos a 15 kilómetros del sitio.


Apenas llegue a la sede con quince minutos de atraso, posibles multas de tránsito por la alta velocidad que tomó el coche de mi padre y con un profundo deseo de que nadie se diese cuenta de tal situación. Sin embargo esto se quedó solo como un deseo cualquiera ya que mi recurrente amigo, Osmel, si lo noto.

—Pero niña entonces, otra vez llegando tarde, ¿acaso no te importa la última oportunidad que te dimos?

—No si me importa señor... Es solo que... Megan no me avisa nunca.

—Ay mira niña a mi no me importan tus excusas, anda ve y alístate solo tienes 5 minutos antes de tu turno.

Osmel salió del vestidor pero no antes sin dejarme ver el vestido que usaría ante Nicole Schnieper. Agradecí a dios que no fuese color rosa, pero si era rojo pasión. Con cola estilo sirena y lentejuelas rojas. No se porqué, pero ese vestido me gustaba y mucho, yo jamás había tenido que usar uno. Solo en mi primera comunión a los 7 años, y sin embargo luche para no usarlo en ese entonces.

La estilista me maquillo y arreglo el cabello casi a la velocidad de la luz. Nunca me había visto más... ¿Bonita? Que carajo me pasaba, no entendía el porqué eso me estaba gustando. ¿Acaso ese sitio tan plástico y superficial me estaba transformando? Si hace algunas semanas alguien me fuese dicho que usaría un vestido, probablemente le fuese dado un buen golpe.

—¿Está lista señorita Parks? —preguntó uno de los asistentes del concurso abriendo la puerta del vestidor de golpe.

—Sí, ya estoy más que lista para la entrevista o eso creo —masculle.

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⏰ Última actualización: Jul 15, 2017 ⏰

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