Nota: Escuchar la canción en la galería cuando ella le pida que se acerque a la reja.
les quiere.
Nath H.
POV "Narradora"
Los sonidos terribles que ella escuchó esa tarde, jamás, pero ¡jamás de los jamases! Lo olvidaría.
Los gritos, el sonido del cuero chocando contra una piel húmeda.
¡Dios! ¿cuándo iba a acabar todo?
Acabó mucho antes de lo que ella esperó, pero aún no había muestras de vida al otro lado.
El miedo la consumía y aun trataba de creer que se hallaba inconsciente, quería creer que él no había soportado el dolor y al igual que ella, se había desmayado.
— Oye... ¿estás bien?
Ya las luces estaban apagadas, y ella se acercó a la reja y preguntó solo porque sintió un vago jadeo al otro lado.
— ¿estás bien? — no respondió, pero el jadeo iba en aumento— ¿quieres hablarme?
Y después de esa pregunta, él rompió a llorar, ella lo entendía más que nadie, él, al igual que ella, estaba roto por dentro.
— Oye... vamos, por favor no llores... ¡LO LAMENTO! — eso último casi lo gritó— Le tengo miedo a la oscuridad, tengo miedo cuando por las mañanas tenemos que soltarnos las manos— Ella no sabía muy bien por qué decía todo eso, pero la necesidad de desahogarse era más poderosa— A veces siento que soy egoísta, siento que puedo ser letal, y...— Tampoco se dio cuenta cuando comenzó a temblar y a limpiar esas lágrimas que humedecían rápidamente sus mejillas— y no quiero que te rompas cuando te veo como el más fuerte, eres mi paréntesis, y no puedo ver que te desmoronas sin desmoronarme yo... por favor, perdóname, por todo lo que no he hecho.
— Mi pequeña— dijo él, quebrado.
— Acércate a la reja.
Ella sintió un leve movimiento.
Y sin más, reunió coraje y pasó la mano por los barrotes. Hasta que su mano tocó una mejilla húmeda y suave.
Él se estremeció y ella pensó en retirar la mano, pero él la detuvo.
Siguió acariciando, explorando ese rostro que no veía por la oscuridad: suave, algunas partes calientes, hinchadas. Él gemía de dolor cada vez que ella tocaba esas partes, por lo tanto, trató de evitarlas.
Él parecía estar calmándose, algunos de los músculos de su rostro se relajaban.
Sus dedos experimentaron en el suave cabello de él, tan laceo y largo como hasta por donde termina el cuello y comienza la curva de los hombros, pasó luego sus dedos por unas gruesas cejas, bajando hacia los ojos cerrados que, parecían ser un poquito más alargados que los de ella, sus pestañas eran largas y siguió bajando hasta el puente de su nariz, bajó hasta la punta de esta con una suave curva que le decía que aquella nariz era fileña, como por tacto parecía ser su mirada.
Su índice se posó en su arco de cupido, indecisa.
¿acaso sería atrevido? ¿él se sentiría mal?
Pero él sintió esa curiosidad indecisa por parte de ella, y por eso tomó su mano con la suya y la bajó, luego la soltó.
Ella se quedó quieta al principio, luego, poco a poco continuó con la exploración de su cara.
Contorneó la línea de su boca y esta pareció estirarse, él sonreía.
— ¿cómo te sientes? — Preguntó ella, tan temblorosa, curiosa, temerosa y con ganas de lanzarse al suelo y solo llorar.
El esfuerzo que estaba haciendo podía derrumbarse en cualquier momento, y ella quería aguantar un poco más, solo un poco más.
— Mejor, mi pequeña bosque de mano.
— E... está bien.
Intentó apartar la mano para que él no notara cómo temblaba, pero él rápidamente la entrelazó con la suya.
Y ella ya no aguantó.
Él aun sonreía, pero esa deliciosa curva en su rostro se borró cuando escuchó débiles sollozos.
— ¿qué pasa? ¿hice algo mal, mi pequeña?... pequeña, contéstame, ¿hay algo mal?
— No lo vuelvas a hacer— contestó débil.
— ¿qué cosa?
— ¡quebrarte! Tu eres fuerte, si te quiebras, solo me siento más rota por dentro... y... y... Lo lamento, lo siento mucho... estoy siendo egoísta, solo... ayúdame a creer que eres mi paréntesis, que... que si estoy sosteniendo tu mano, lo que pasa afuera no importa, que lo que pasa afuera no duele, ni lastima, ni nos derrumba, yo...— sollozó otra vez.
— Pequeña, yo...— Él no lo había visto de esa manera, él sabía que ella era fuerte, pero ella no se veía de la misma manera, su pequeña pensaba que ella era mucho más débil, que se quebraba con más facilidad, que un respiro podía agrietarla y hacerla caer en pedazos... <<ay, mi niña>>, suspiró y besó su mano— Tu eres fuerte.
— No quiero discutir esto, por favor...
— Está bien— Contestó él después de un rato.
Él continuó acariciando el dorso de su mano con su pulgar, hasta que, con una sonrisa, volvió a hablar:
— me hiciste sentir en calma... pudiste conocer mi rostro con tus manos.
— ¿y eso qué?
— Ahora es mi turno.
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¡Dios! ¡me matan de ternura!
ashjghjghjjjskjlkn
\(:v)/
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Blanco y Azul
RomanceEn algún lugar, frío, muy frío... Hay dos celdas. Hay dos personas... Y una pequeña rejilla en donde apenas se pueden ver y tocar. White y Azul son dos jóvenes que han estado encerrados en celdas la mayoría de su vida, soportando los abusos y la...