Escuchar la canción al ver esto "(**)"
escuchen y lean con el alma (ºuº)/
POV "Narradora"
Cuando los amos llegaron a su celda, ella solo se puso de pie con doblegada resignación, lo único que esperaba era que Azul se tapara con fuerza los oídos.
— ¿Nos estabas esperando? — Preguntó el amo Leandro, esta vez parecía de buen humor.
La chica asintió sin haber prestado atención a la pregunta, su mente inquieta estaba sumergida en dos miedos: por lo que los "señores" harían con ella esta vez y por lo que Azul escucharía.
Deseaba ser fuerte, ser tan fuerte como él; aguantar los sollozos y los gritos, resistir cualquier reacción del cuerpo... no quería que, al apagarse las luces, Azul solo la escuchara llorar hasta perder la voz...
— Siéntate en tu cama, niña— ordenó el "señor" Marco.
Obedeció y se sentó en la cama mirando con fijeza a sus amos, con los ojos llenándosele cada vez más, hasta que empezó a ver borroso. Ahora sus amos solo eran dos manchas de colores moviéndose.
— por poco y el imbécil de Gordon nos gana en la defensa hoy— decía marco, ella no los entendía cuando hablaban así, de esos asuntos tan peculiares.
— mi clienta es un poco pendeja, solo a ella se le ocurre llorar cuando presentaron las pruebas, pero dice que está dispuesta a sobornar al juez... ese es su problema, creo que le haré firmar un contrato en donde manifieste que yo no tuve parte en eso...
— ¿dónde dejo el saco?
— tíralo, después lo lavas.
Sus labios empezaron a temblar, no quería pestañear, porque si pestañeaba, las lágrimas caerían y podría ver lo que ocurría, y ella no deseaba ver cómo las prendas de aquellas "manchas" caían al piso...
Apretó sus piernas y puso sus manos sobre las rodillas. Toda ella temblaba y aunque no pestañeó, las lágrimas le bajaron por las mejillas y le recorrieron el cuello... al igual que unos fríos labios...
El delgado colchón del catre se hundió a su lado izquierdo y derecho.
Sorbió por la nariz, seguía mirando al frente, aunque las manchas desnudas estuvieran al lado suyo.
Manchas que tocaban su cuerpo...
Pero no iba a gritar, no iba a dejar que Azul la escuchara.
Sintió cómo la movían y cuando su cabeza tocó el colchón, aún se hallaba callada.
Cuando sintió un peso sobre ella, solo sollozó lo más bajo que pudo.
Cuando el chirriante sonido del catre moviéndose se hiso insoportable, ella solo se mordió el labio para no llorar.
Pero cuando jalaron su cabello y rasguñaron su piel, lanzó un pequeño grito. Se regañó por hacerlo.
— ¿por qué no me miras? ¿eh?
No quería hacerlo, no quería llorar más, no deseaba sentir más terror del que ya sentía.
Pero los amos esperaban que ella suplicara que se detuvieran, que rogara para que no le hicieran daño y que gimiera por un placer fingido.
Pensó en cómo podían sentir placer en este acto tan atroz.
Leandro le apretó las mejillas con fuerza y la obligó a mirar a Marco, este sonreía mefistofélico.
ESTÁS LEYENDO
Blanco y Azul
RomanceEn algún lugar, frío, muy frío... Hay dos celdas. Hay dos personas... Y una pequeña rejilla en donde apenas se pueden ver y tocar. White y Azul son dos jóvenes que han estado encerrados en celdas la mayoría de su vida, soportando los abusos y la...