Jade.
¿Alguien podía llegar y matarme en ese mismo momento? Pues con la suerte que estaba teniendo ese día, quizá no, por mucho que lo necesitase.
Papi había movido algunos hilos y ya estaba inscrita en una de las mejores universidades Londinenses, en la mejor carrera que pudiera desear. Mamá no estuvo muy de acuerdo en ello, pero al final de todo cedió, con la condición de que siguiera en la industria de la moda, y como saben, nada se le puede negar a Norma Badwi. Biología había sido una de mis pasiones, y sí, fui esa nerd que evolucionó a la chica más caliente del instituto en su último año. Todas esas perras que se burlaron de mí, querían convertirse en mis amigas más cercanas para conseguir un pase directo a primera fila en cualquier semana de la moda.
La mañana siguiente no fue la mejor de mi vida, a decir verdad. Desperté malditamente atrasada para mi primer día en la Universidad, mi madre me hizo cambiarme tres veces de outfit y mi padre me obligó a desayunar, aún sabiendo cuán retrasada iba. No pedí un taxi, porque el saldo de mi móvil se había acabado, y ambos padres se habían ido ya. Tuve que caminar, tomar algunos buses, y volver a caminar. Pero, ¿adivinen qué? Había terminado perdida igual. Gracias Google Maps. Pregunté por la ubicación de la Universidad y me contestaron que me encontraba al otro lado de donde debería estar, osea al otro lado de la ciudad. Dios, ¿cómo tan estúpida? Comencé a mirar mi móvil para poder llegar al lugar, pero al parecer no era capaz de entender un estúpido mapa. Necesito con urgencia una app como el mapa de Dora la Exploradora. Caminé unas tres cuadras enfundada en mi celular, siguiendo el camino, y cuando estaba cruzando la calle, casi veo mi vida ante mis ojos. Un maldito loco que no me había visto –lo cual es estúpido, debería darse cuenta cuando alguien como yo pasa cerca de gente como él- y casi pasa su monstruosidad de carro por encima de mí y mi bello cuerpo enfundado en unas geniales botas. Comencé a gritarle unas cuantas verdades a su cara, hasta que súbitamente me di cuenta que el simio idiota que casi me mata, era el maldito tatuador de ayer. Dios, ¿cuánto puedes odiarme? Pero luego me di cuenta, que aquello podría ser una oportunidad, ya que iba atrasada y para rematar, perdida. Caminé hacia su auto, no muy de mi estilo para decir verdad, y le hice una seña para que bajara el vidrio de su ventana. Le pedí un aventón y cuando aceptó, subí al lugar del copiloto. Lo pillé observando mis piernas, y le llamé pervertido, porque ningún caballero con educación miraría a una dama de esa forma, aunque por dentro –nunca lo admitiría, a decir verdad- me gustó poder llamar la atención de él de aquella manera.
—Y... ¿A dónde vas, Poopey?-lo miré de mala gana, y el muy estúpido se encontraba sonriendo de medio lado.
No quería responder, porque si lo hacía, él sabría donde encontrarme, aunque dudaba que fuera de su agrado ver mi cara. —A Queen Mary University.- Esta respuesta hizo que el rizado comenzara a reírse, y yo le mirara como si estuviera loco, aunque aquello sería lo más probable.
—¿Es joda, no?-preguntó, ahora un poco más calmado.
—¿Qué? ¿Ahora una chica linda no puede ser universitaria?-levé una ceja, retándolo.
—No, claro que no; en realidad conozco a chicas mucho más lindas que tú que van a la universidad.-Ouch, justo en el ego. —Solo me sorprende que una tan pija como tú tenga que ir, ya pensaba yo que eras heredera de alguna fortuna y ni siquiera tendrías que mover algún dedo para conseguir lo que quieres.
Mordí mi labio antes de soltar una zarta de improperios ante tal idiota, no me rebajaría a un nivel como el de él. —Pues para tu querida información, sí soy heredera de una fortuna, una muy grande; pero me decidí por estudiar y ser más que sólo una cara bonita.- Lo vi asentir, con su mirada fija en el camino, hasta que el semáforo cambió a rojo y pudo darme una mirada de arriba abajo a todo mi cuerpo.
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tattoo ⇢ jarry stirlwall
Fanfiction"Dios los crea, el destino los une" © wefoundwonderland- 2014 all right reserved