Adiós

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Me gustaría decirte por qué me estoy yendo, me gustaría contarte por qué no me quedo. Tengo ganas de pedirte que seas mi amigo, pero siento que eso no debería pedirse, simplemente debería suceder, con naturalidad; aunque en mi vida nada resulta natural.

Los demás te miran y piensan que sos raro. No sé si lo sos, pero me gusta lo diferente.

Un día me dijiste que no podías concentarte en nuestra charla porque mis ojos te distraían y te ponían nervioso. Fue lo más hermoso que alguien me dijo alguna vez.

No tengo experiencia en esto, pero mis manos sudaban mucho y, cuando entrelazaste tus dedos con los míos, me lo hiciste notar. Intenté disimular la vergüenza que me había ocasionado y a los minutos me abrazaste.

Hiciste un chiste malo, eso siempre ha sido lo tuyo, y yo reí porque eras vos quién lo contaba.

Nunca te dije nada porque estaba esperando que vos lo hicieras, y ahora ya es muy tarde. En parte, me alegro de que así sea, me he ahorrado dolor, pero temo haberme ahorrado algo que tal vez podría haber sido grande.

Ahora estoy segura de que no voy a volver a verte y desaparecí sin despedirme. Si era amor, espero encontrar de nuevo alguien que me haga sentir así. Espero que lo encuentres también. Porque voy a extrañarte y mucho.

No puedo escribir nada profundo y me encantaría que así sea porque no quiero que me olvides. Es tan egoísta como suena, pero quiero que te preguntes qué fue de mí cuando no vuelva a aparecer por allí.

Fui a perseguir mi sueño o a estar un poco más cerca de lo que estaba cuando te veía todos los días. Perdoname, si llegué a importarte, aunque sea sólo un poco, perdoname por no haber confiado en vos, me cuesta mucho.

Sólo quería escribirte un adiós mientras aún siento cosquillas en el estómago al pensarte. Siendo sincera, espero que nunca se vayan.

Hasta siempre.

Un poco de mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora