Un poco de mí.

Belleza.

Podría pintar un cuadro de tu rostro
Aunque ambos sabemos que no te haría justicia.
Siempre han sido tus ojos, brillantes como estrellas,
Los que me hipnotizaron desde el comienzo.
No había manera de que no sucediera.

Podría contarte historias donde los héroes vencen
Y en que cada sonoro grito del cantar se escuche tu nombre.
Las damiselas suspiran al verte
Y yo te sigo esperando en la torre.

Podría pasar horas y mañanas encerrada en la cocina,
Haciéndote saber que nunca he sido mía,
Que todo lo que hago se lo debo a tu vida
Y que las cuerdas que me atan me hacen sentir viva.

¡Qué maldita idiota!
Mi cabello creció demasiado
Y no fui hecha para eternas esperas,
Fui educada para salir a buscarlo.

Corrí largas distancias hasta que mis pies se cansaron,
Robé comida del pueblo sólo para mantenerte a mi lado
Y así me has pagado todo, pisoteando mi vestido.
Me quisiste ver morir, me arrojaste al frío vacío.

Todo es verde y morado,
no es amor, lo he comprobado.
No hay espuma ni cenizas,
Es mi alma tan vacía.

Podría acariciarte hasta que te quedaras dormido
Y en la noche más profunda, colarme por la ventana,
Dejarme caer con gracia como decías que te gustaba
Y dejar que mi cabello me arranque por fin las ganas...

De cantar y de reír, de amar y de ser feliz
De no vivir realmente y cuando al fin me encuentre
en aquel otro plano, sentirme libre al fin
estando lejos de tus brazos.

Podría escribirte un poema como lo estoy haciendo
Y que en cada rima se empoderase tu belleza
Pero me has mentido al igual que todos,
Me has herido y lastimado,
Me quemaste y arrojaste a las garras del pecado.

Y en eso no hay belleza,
puedes estar seguro.
Intentaste que lo creyera,
Y que abandonara mi mundo.  

Pero soy un árbol que no ha caído
y aún me mantengo fuerte.
No hay nada que puedas hacer,
tus golpes ya no me duelen.