Nunca fui amiga de la memoria, los recuerdos pesan toneladas sobre mis hombros y todavía hay algunos que he enterrado bajo tierra. Están sucios y desprotegidos contra la humedad, pero nadie puede verlos. Sin embargo, me asusta pensar que alguien pueda llegar a encontrarlos. Si llegaran a escaparse, estaría perdida.
No neguemos la dificultad del olvido, años y años sepultando, ocultando y dejando que la putrefacción se apodere de los malos tiempos pueden llevarte a la locura, más el recuerdo daña hasta la médula.
Estás estancada entre lo que fue y lo que será y ves a tus amigos y enemigos caminando más lento y, sin embargo, van ganando la carrera hacia la vida real. Y estás respirando porque te da miedo dejar de hacerlo, el sentido de hacerlo se ha perdido con tus recuerdos. La vida está muerta. Y vos morís por irte con ella.
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Un poco de mí.
RandomTal vez poemas, historias cortas, cuentos o lo que sea que pase por mi cabeza.