Olvidar

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Tiffania:

Mi madre me ha enviado un mensaje furiosa porque la deje abandonada, que mala hija soy, pero es que tenía que verlo, le he enviado un mensaje excusándome con mi trabajo y creo que eso la ha dejado más tranquila.

Estoy a tres cuadras de la casa de Rubén y creo que se podrá a llover en cualquier momento, maldición, tendría que haber traído mi abrigo con gorro peludo o por lo menos llevar un paraguas encima.

Una vez fuera del edificio de mi novio le pagué al conductor y bajé, hace un frío que pela y no entiendo cómo es que cambia el clima tan drásticamente en tan poco tiempo si hace no más de dos semanas estábamos en pleno verano. Caminé a pasos rápidos hacia la entrada y esperé con impaciencia a que bajara el ascensor. Una señora cuarentona y su esposo supongo, bajaban vestidos elegantemente, me hice a un lado para dejarlos pasar, subí y marqué el piso de Rubén.

Tenía el cabello alborotado por el viento, me fijé al mirarme en el espejo que cubría las tres paredes del pequeño espacio del ascensor.
Un sonido como de una tecla de piano me indicó que ya había llegado al piso, bajé y golpeé su puerta. No hubo respuesta, toqué el timbre repetidas veces hasta que una señora de la puerta de al lado salió, me miró feo y se entró. ¿Dónde se habrá metido este chico?, saqué mi móvil del bolso e intenté llamarle. No tenía señal, ¿Cómo mierda no tengo señal desde aquí?, necesito comprarme un móvil nuevo, esta chatarra ya no está funcionando bien.

Bajé por las escaleras esta vez y esperé en la entrada mirando hacia afuera. Una anciana tras el mesón me observaba e incomodaba jodidamente, ¿Qué no tiene otra cosa que hacer?

Abrí la puerta y salí fuera, bajé unos escalones y esperé con los brazos cruzados. Mierda, que frío.

Unas adolecentes con bufandas coloridas charlaban a mi lado con un libro en sus manos, de vez en cuando reían nerviosas y me miraban de reojo. Me senté en uno de los escalones fríos a esperar, si no llegaba en unos quince minutos me iría a mi casa, que bueno que no estaba tan lejos de aquí.

Y como si se hubiera enterado de mi aterradora amenaza Rubén bajó de un taxi.

En lo que bajaba y se despedía amablemente del conductor las chicas a mi lado caminaron a pasos torpes hacia él. Eran fans, como no lo noté antes.

Me levanté y me limpié el polvo de mis pantalones, Rubén se dio cuenta de mi presencia allí cuando se tomaba una foto con una de las chicas. La chica parecía estar la mar de feliz, me alegro por ella, a mí me gustaría estar así al lado de Di Caprio.

Le hice una mueca señalándole que estaría dentro esperándolo y él me respondió guiñándome el ojo discretamente. Así que subí nuevamente a su piso y le esperé en la puerta.

No sé porque se me ocurrió la brillante idea de girar la manilla, sabemos que mi novio es estúpido pero no creo que sea para tanto y dejase la puerta abierta. Otra vez. Así que la giré y adivinen. Estaba abierta.

El maullido de Raspy me hizo morir de ternura, estaba en el sofá con la cola parada observándome entrar. Cerré la puerta y me senté a su lado, la gorda gata comenzó a ronronearme mientras le acariciaba el lomo. Wilson apareció a los minutos después de la cocina saboreándose con la lengua. No sé cual de los dos está más gordito, es lo que les envidio a los gatos, mientras más gorditos más lindos son a mi parecer, en cambio en las personas la sociedad se ha encargado de distorsionar la imagen de la belleza a una completamente distinta.

El sonido fuerte del abrirse de la puerta asustó a los gatos haciéndolos escapar del salón. Era Rubén con una bolsa de regalo en sus manos, me sonrió, sacó un cuadro de la bolsa y lo acomodó en una repisa que tiene en la entrada. Me levanté y caminé hacia él que me recibió con los brazos abiertos.

Estás Vacío (elrubiusOMG) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora