Capítulo 34 (sentimientos)

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Caminaron juntos por el sendero. Al ver una cinta roja atada a los árboles, Alejandra se detuvo en seco.

-¿Para que es eso?

-Para ti. La he mandado a colocar para que no exista posibilidad alguna de que te vuelvas a perder cuando quieras ir a la laguna. Solo tienes que seguir las cintas.

-¿Has sido capaz de hacer algo así por mi? -pregunto ella, con un nudo en la garganta.

Rafael la miro durante un instante y se encogió de hombros.

-Me pareció menos problema que tener que ir a buscarte por la selva.

Ni siquiera aquella respuesta sirvió para apagar la felicidad que Alejandra sentía en su interior. Rafael había pensado en lo que ella necesitaba. En lo que podía ayudarla.

El agua de la laguna estaba deliciosamente refrescante. Alejandra se deslizo dentro con una exclamación de apreciación.

-Ojala pudiera llevarme a Londres esta laguna.

-¿Y por que tienes que hacer eso? -pregunto él, mientras se despojaba rápidamente de la ropa.

-Porque me encanta.

-En ese caso, quédate aquí.

Entonces, se encogió de hombros, como su considerara el problema resuelto y se lanzo de cabeza al agua. Alejandra lanzo un grito de sorpresa cuando el salio a la superficie justo a su lado.

-Hay toda clase de predadores en esta laguna, minha paixão -susurro, colocándose a su espalda-. Tienes que tener cuidado...

Atrapada por una excitación sexual que la asombro, Alejandra se apretó contra él.

-¿De verdad?

Era una locura implicarse de aquel modo con un hombre como él, pero no podía controlarse. Era como si su mente o su cuerpo fueran completamente independientes. Al sentir como él le deslizaba las manos por el cuerpo, lanzo un gemido de placer. Poco a poco, Rafael fue quitándole el traje de baño y, en cuestión de segundos, Alejandra estuvo completamente desnuda. Sin embrago, no le importo. En lo único en lo que podía pensar era en lo que él le iba a hacer.

-Rafael...

El volvió a besarla, creando una explosión de sensaciones que provocaron el caos en el cuerpo de Alejandra. Se froto contra él y, entonces, oyó que decía algo en portugués antes de sujetarla con fuerza y penetrarla con un limpio y fuerte movimiento.

El contraste entre el frescor del agua de la laguna y el increíble calor que desprendía del cuerpo de Rafael la hizo gritar de placer. Echo la cabeza atrás y dejo que el cabello le flotara sobre el agua mientras el se hundía en ella con un ritmo tan perfecto que le hizo perder casi inmediatamente el control. Por fin, el cuerpo le exploto de gozo unos segundos antes que el de él.

Agotada, saciada y algo asombrada por lo que había hecho, Alejandra cerró los ojos y se aferro a los anchos hombros de Rafael.

-Te aseguro que no te vas a marchar de Brasil en un futuro cercano -susurro él.

Alejandra abrió los ojos y lo miro. ¡Significaba eso que sentía algo por ella? Tenia que ser así para decir algo como eso. Además, había cambiado hacia ella. Lo sentía. Compartían un vínculo que no era simplemente sexual.

¿Seria posible que tuvieran futuro?

Mientas observaba como Alejandra bebía una copa de vino, Rafael se pregunto por que le fascinaba todo lo que se refería a ella, y por que, a pesar de haber tenido ya varias relaciones sexuales, no dejaba de desearla.

Estaba llegando a la conclusión de que, posiblemente, tenía adicción a Alejandra Álvarez del Castillo. Entonces, se percato de las ojeras que ella tenía.

-¿Estas cansada?

-Un poco. De hecho, si te soy sincera, mas preocupada que cansada -explico, dejando la copa en la mesa.

-¿Preocupada? ¿Y que es lo que te preocupa? Dímelo y yo resolveré el problema.

-Mi padre.

-Yo me ocupare de él.

-No quiero que lo hagas. No es tu problema. Además lo que me preocupa no es el hecho de tener que enfrentarme a él, sino todo lo demás... supongo que estoy muy disgustada.

-¿Por qué? Tu negocio va a salir adelante.

-Sin embargo, no estamos hablando simplemente del negocio, ¿verdad?

-¿No? -pregunto Rafael, sin comprender.

-Esto va a sonarte muy raro, pero siento que he perdido a mi padre. Se que es una locura sentirse así porque, evidentemente, el jamás se ha preocupado por mi, algo que resulta difícil de aceptar. Yo me he pasado la vida entera tratando de agradarle, de hacer que se sienta orgulloso de mi, pero en realidad, el ni siquiera deseaba que yo tuviera éxito. Resulta difícil de aceptar.

-¿Por qué? Eso dice muy bien como es tu padre y como eres tu. Tener hijos es una responsabilidad muy grande que la mayoría de la gente no sabe aceptar. Eso demuestra que no se debe confiar en nadie. Es mejor fiarse solo de uno mismo.

-¿Y que clase de vida se puede llevar sin amor?

-Una vida más sencilla. Ahora, olvídate de eso -añadió, algo desconcertado por la dirección que estaba tomando la conversación-. Tienes que endurecerte un poco y aprender a ser menos confiada.

-No estoy segura de que quiera endurecerme. No quiero vivir una vida en la que no sienta nada.

-Créeme si te digo que así es más sencillo.

-¿Tanto daño te hizo?

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¿Que opinan? ¿Será posible que Rafael se este enamorando de Alejandra?

Feliz domingo ❤

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