Capítulo 32 (te ayudare)

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-Por supuesto que no. Filomena y Carlos te importan mucho.

Rafael se sintió tan cautivado por la mirada de aprobación que veía en aquellos maravillosos ojos que, durante un instante, no fue capaz de responder.

-Si. Carlos y Filomena...

-Los aprecias mucho, igual que ellos a ti. Lo comprendí inmediatamente. Siento que ellos lo estén pasando mal por mi culpa.

-Efectivamente los aprecio mucho. Eso es cierto. Sin embargo, tú no tienes que preocuparte más por ese asunto porque lo voy a solucionar inmediatamente. Además, cuando llegue el monumento de tu marcha, podrás hacerlo en uno de mis aviones privados.

-Eres muy amable...

-No se trata de amabilidad, Alejandra. Te aseguro que tengo toda clase de razones para mantenerte aquí.

-¿Es el sexo una de ellas?

-Claro.

-Sí. El sexo es maravilloso -dijo ella, con una dulce sonrisa.

Asombrado de que ella tratara el tema tan abiertamente, Rafael sintió una incomoda oleada de lujuria y le acaricio suavemente el cabello.

-Pongámonos con esos números mientras aun me pueda concentrar.

Tres horas más tarde, Alejandra se reclino sobre la butaca y lanzo un largo resoplido.

-Vaya -dijo, con una sonrisa-. Tenías razón en una cosa. Se te dan muy bien los números.

Por primera vez en su vida después de una sesión de cuentas, la cabeza no estaba a punto de estallarle y no tenía el cerebro hecho un lío. Tampoco se sentía una completa fracasada.

-Ahora comprendo lo difícil que todo esto resulta para ti, y eso hace que todo sea más sorprendente.

-¿Qué es sorprendente?

-El hecho de que hayas conseguido dirigir un negocio con éxito a pesar de tus problemas con los números. Me encuentro muy impresionado.

-¿Cómo puedes decir eso? No fui capaz de sacar beneficios.

-Eso no fue por tu culpa, sino por las personas que te rodeaban. Sin embargo, eso es historia. De ahora en adelante, yo mismo voy a conseguir a tus consejeros. Te aseguro que el éxito de tus cafés es increíble. Si tu padre no te hubiera estado robando el dinero, tendrías unos beneficios fantásticos.

-¿Crees que te habría podido convertir en un hombre rico?

-Te aseguro que si tuviera mas gente como tú trabajando para mi, mi vida seria mucho mas sencilla, meu amorzinho. ¿Cómo has conseguido que tus cafés tengan tantos clientes?

-Tengo buenas ideas. En los números soy un desastre, pero creo que se lo que quiere la gente y que puede funcionar. Se me daba muy bien atraer a los clientes.

-No lo digas en pasado. ¿Qué te parecería expandir tu negocio?

-¿Quieres decir por todo el país?

-En realidad me refería a todo el mundo. Creo que tus ideas podrían convertirse en un fenómeno global.

-No sé... Ya hay muchas cadenas de café de éxito por todo el mundo.

-Cierto, pero ninguna de ellas te tiene a ti al mando. Tienes una enorme capacidad de innovación.

-Acabas de pasar horas conmigo, explicándome los números y, sin embargo, me haces sentir una persona de valía, no un lastre.

-Eres una persona de valía -afirmo Rafael-. Olvídate de los números. Te aseguro que de eso se puede ocupar cualquier persona que tenga conocimientos de contabilidad. Lo difícil es tener una idea y hacerla funcionar. Conseguir que sea original. Y tu lo has hecho.

-En realidad, no creo que me gustara que mi idea estuviera por todo el mundo.

-Tienes razón, meu amorzinho. No se trata de un buen plan -comento él, con una sonrisa-. Si tu empresa fuera tan grande, no tendrías tiempo de venir a la selva conmigo.

-Además, creo que nos deberíamos concentrar en el lío que tengo en mi negocio primero. Después, no creo que me apetezca tener más responsabilidad.

Jungla De PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora