XXII.

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«Abro los ojos y me encuentro la verde mirada de ella mirándome, con una pequeña sonrisa adornando su cara.

¿Qué tanto me ves? —consigo susurrar.

Nada —la pequeña sonrisa que tenía en la cara se le ensancha—. Me gusta como hueles, entre los millones de olores que hay en el mundo.

¿Qué hay miles y miles de olores en el mundo? —estaba tan concentrado en sus ojos que ya ni sabía que decía.

Sí, y a mí el que más me gusta es el tuyo.

Miro sus ojos verdes y la beso. Realmente no sé que es eso que siento en mi estomago. 

Éste sentimiento es tan agradable...»

black letters ✉ {c.t.h}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora