XVIII.

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«Estaba en frente de la puerta la cual apuntaban todas las flechas, el sonido se escuchaba demasiado bien y el olor es verdaderamente agradable. Abro la puerta lentamente y puedo encontrarme de espaldas a mí a la chica de pelo castaño tocando el violonchelo. Estaba sentada en una silla de madera de roble barnizado, y solo llevaba una sabana negra que la tapase.

No sabría decir el título de la canción, pero era totalmente hermosa de la misma manera que ella.

Ella es tan hermosa.»

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