Capítulo 15

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-¡¡Nagisa !!!- se desesperó Rin

Pero el rubio no contestaba.

-Rápido súbanme- ordenó Rin para que Makoto y Rei lo alzaran, al igual que a Nagisa.

Rin atravesó la ventana y se arrastró para pasar todo su cuerpo por el agujero que separaba el orfanato de la casa del vecino. Sus manos sintieron algo picudo y frío que atravesaban su piel. Miró instintivamente hacia abajo y vio que la superficie era verde y llena de vida. Era pasto lo que estaba tocando. Y no era una pequeña porción de pasto como la que se encontraba debajo del árbol de cerezos del orfanato, sino que estaba rodeado del mismo. Subió un poco la vista y divisó las zapatillas de Nagisa, quien se encontraba parado de espaldas a él, mirando un punto fijo.

Rin suspiró, tranquilizandose al saber que su amigo estaba bien. Cerró sus ojos y se paró, rodeando con su brazo los hombros del niño, para luego mirarlo fijamente.

-Oye si te estamos llamando desde el sótano debes contestar, por un momento nos asustas...- pero fue interrumpido al ver lo que Nagisa estaba mirando desde un principio.

Una enorme piscina frente a él, con varios árboles de cerezo rodeándola habían dejado boquiabiertos tanto a el pelirrojo como a su amigo. Además detrás de esta se extendía un enorme jardín con cancha de basketball y Tenis, y en el medio de ambas se encontraba una fuente realmente elegante y lujosa, que lanzaba majestuosos chorros de agua danzantes, iluminados por la luz de la luna.

En ese entonces ninguno de los niños nunca había llegado a pensar que detrás de las paredes del orfanato se encontraba un verdadero paraíso.

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-Wow, es enorme- admiró Makoto.

-Es realmente hermoso- sollozó Rei.

Una vez que los 5 amigos estaban en el jardín, se detuvieron a admirar la enorme piscina, sin creer su gran descubrimiento.

-Esto es genial podremos hacer lo que queramos aquí. Será nuestro secreto- festejó Nagisa.

-Si, así es. ¿Tu que piensas Haru?- se dirigió el pelirrojo al niño de ojos azules, quien no había pronunciado palabra alguna desde que pisó el extenso césped del jardín.

El pelinegro, desde que vio por primera vez la enorme piscina, mantenía su mirada fija en el agua calmada y pacífica de la misma. Paralizado ante la belleza y tranquilidad que causaba en él. Su mente se encontraba sumergido en la sensación de como sería zambullirse y olvidarse del mundo por unos momentos. Mientras que su cuerpo actuaba independientemente de su cerebro y sus manos le quitaban su remera lentamente, sin que el mismo se diera cuenta de lo que estaba haciendo.

-¿Oye que haces?- puso su mano Rin sobre uno de sus brazos, sin entender lo que estaba haciendo.

Haru volvió a la realidad y observó a sus amigos, quienes lo miraban confundido.

-No lo sé, fue un impulso supongo- respondió serio, acomodándose de nuevo su polera.

Makoto sonrió.

-Si, te entiendo Haru-chan, yo también deseo nadar- dijo leyéndole la mente al pelinegro. Causando, inconsientemente, que una pequeña pizca de envidia naciera en Rin, admirando su habilidad de saber lo que el pelinegro sentía, sin que este pronunciara palabra alguna.

-¿Que? Nonono, ni se les ocurra- se escandalizó Rei.

-¿Eh?¿Por qué Rei-chan?

-¿Qué no es obvio? Ninguno de nosotros sabemos nadar.

Dulce inocencia ♡Rinharu♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora