Capítulo 22

513 67 18
                                    

- Iré contigo- dijo, parado firmemente frente al hombre que inspeccionaba cada uno de sus movimientos.

Desde que tomó esa decisión. Rin había ensayado el momento en que se lo diría, para que cuando la situación se diera, se mostrara firme y sin ningun rastro de querer largarse a llorar por el intenso dolor que sentía. Quería lucirse fuerte y capaz, porque sabía que si se debilitaba, el adulto no dudaría en abusar de él.

-Sabia decisión, iré hablar con Sakura.

-¿Eh?¿Para qué?

-Para adoptarte ¿Qué no es obio?-dijo sincero el hombre.

-¿Qué?¿Hoy me iré?

-Si. Y espero que hayas empacado antes de verme ¿oíste mocoso?- dijo tomando fuertemente uno de los brazos del niño, causándole dolor.

Y ahí estaba de nuevo... el miedo que volvía a Rin incapaz de seguir firme, como se lo había propuesto.

-Si..si...señor..lo hice- tartamudeó tratando de aguantar su intensa agarradura.

-Bien, te veo aquí en media hora- abrió su mano liberando el brazo del pequeño, quien ahora lucía arrepentido de su decisión.

Sakamoto salió de la habitación y en cuanto el pelirrojo dejo de observarlo, unas intensas ganas de largarse a llorar lo invadieron, aunque no podía hacerlo. Debía ser fuerte e ir a su habitación para empacar, ya no había marcha atrás. Buscó sus pocas cosas que tenía para luego colocarlas dentro de una bolsa de tela roja.

"¿Realmente se iba a ir?¿Y sin ni siquiera despedirse?" Se lamentaba el pelirrojo de no haber podido decirle a sus amigos lo que le ocurría. ¿Qué pasaría con Haru, Makoto, Rei, Nagisa, Ayato y Kisumi al darse cuenta de que no estaba? No lo sabía, y el simple hecho de ponerse a pensarlo, se imaginaba sus rostros de decepción y tristeza por haber desaparecido sin más.
No se había despedido de ninguno de ellos, ni pensaba hacerlo. Prefería ocultarse como un cobarde, como si nunca hubiera existido un Rin Matsuoka dentro de este orfanato.
Se abrigó, sabiendo que hacía frío y cerró su bolsa para salir de su ex-habitación en silencio. Entonces se dio cuenta que Haru, al mismo tiempo, cerraba la puerta de la suya.

La persona con la que menos quería estar en ese momento, se encontraba frente a él.

"¿Que voy a hacer?" se preguntó nervioso.

Entonces tragó saliva y decidió ignorarlo con el fin de que este también lo ignorara. Pero fue imposible, ya que el pelinegro enseguida posó sus ojos azules en la bolsa que llevaba y su forma de vestir. Siendo no muy común el comportamiento del tiburón.

-Rin ¿Que llevas ahí?

-Nada que te interese- le respondió hostilmente el pelirrojo, deseando que no hiciera más preguntas.

-Está bien, pero al menos podrías decirme ¿a donde vas?

El pelirrojo suspiró, no podía responder esa pregunta porque ni el la sabía.

-No te incumbe.

El niño de mirada seria ante la inservible información que le otorgaba su compañero, negándose a hablar, comenzaba a impacientarse.

-Rin si me importa ¿A donde vas?

-No puedo decírtelo

-¿Y por qué no?

Y ahí estaba el problema. ¿Como decirle a tu mejor amigo que se iba a ir a otro país para tal vez nunca más volver a verlo?. En sólo pensar en eso, el niño de dientes filosos no pudo evitar que una lágrima saliera a la luz, evitando pasar inadvertido ante la mirada de Haru, quien se encontraba confundido por la conducta de su amigo.

El pelinegro tomó su brazo, para que este lo observara fijamente.

-Rin ¿que sucede?- dijo esta vez en un tono preocupado.

-Nada que...

-Si me interesa- alzó la voz impacientado y a la vez asustado de lo que su amigo estaba ocultándole.

-Es que... no puedo decirte, porque si te lo digo me vas a odiar.

-Dime la verdad, no prometo que no voy a enojarme pero me decepciona que me ocultes cosas.

Ambos se miraron fijamente. Estaban demasiado cerca entre uno y el otro. El pelirrojo quería evitar mirarlo, pero no podía desprenderse de sus enorme ojos azules. Esta sería la última vez que los apreciaría tan de cerca. El niño tragó saliva. Debía decírselo, después de todo era como su hermano.

-Haru me voy a Australia. Me adoptaron.- soltó ya sin poder aguantar la presión.

Entonces, en menos de un segundo, el mundo de Haru se desplomó.

La persona más importante de su vida se iba a ir dejándolo sólo en este miserable planeta. Rin el niño que fue el primero en hablarle, que a pesar de que fue el primero en molestarle, fue el primero que se ganó su corazón. El niño con el que se dio su primer beso, con el que compartió una cama y quien le otorgó más sonrisas y alegrías en toda su vida. El niño que le despertó unos sentimientos extraños hacia él. Ese niño de dientes afilados y pelo del color vino se iba a ir de su vida, para nunca más verlo.

El pelinegro soltó su brazo y comenzó a retroceder lentamente, sin aún poder creer lo que acababa de escuchar. Siendo cegado por el enojo, al pensar que la vida siempre era injusto con él.

-Haru yo...- se acercó hacia su amigo lentamente.

-Aléjate- gritó consumido por la tristeza y la ira. Creando una mala combinación en él- ¿Por qué Rin?¿Qué no éramos una familia?¿Qué no era que íbamos a estar siempre juntos?

-Si, Haru pero yo...

-¿Qué cosa Rin?- hizo una pausa- Prometiste que íbamos a estar siempre juntos, o ¿a caso lo inventaste solo para quedar bien conmigo y así luego irte?- dirigió su mirada hacia el suelo, no quería que su mejor amigo, se diera cuenta que se estaba derrumbando.

Rin se quedó mudo ante sus palabras. ¿Por que su amigo pensaba de esa forma? Si lo que menos quería era lastimarlo. Necesitaba demostrarle que lo amaba...
Entonces volvió a acercarse a él, sin importar lo que le dijera y con su mano atrajo el mentón del menor para plantarle un tierno beso en lo labios, queriendo revivir ese mágico momento, en el que lo hicieron por primera vez. Haru se quedó sorprendido ante tal acción y aunque al principio sintió un poco de asco, no pudo evitar seguirselo, cerrando sus ojos lentamente. Comprendiendo que el pelirrojo lo hacía, para que por unos segundos se olvidara de lo ocurrido y se calmara. Y no solo lograba ese efecto en el delfin, sino que este comenzaba a gustarle lo que sus labios estaban sintiendo a tal punto de seguir el beso, sin resistencia. Cuando se separaron, Rin pudo notar el leve rubor del pelinegro, provocando que una pequeña sonrisa se le escapara de sus labios.

-Haru te amo y yo jamás haría algo que te lastimara- confesó el pelirrojo, sin saber si sus palabras correspondía a un amor de hermanos o algo más puro.

-Entonces no te vallas- pidió, dejando a la vista de Rin sus ojos cristalizados, que ablandaron el corazón del mayor.

-Lo siento, pero debo hacerlo es por tu propio bien.

-¿Por qué lo dices?

-No puedo decirte, pero te prometo que algún día nos volveremos a ver y te contaré la verdad.

-¿Lo prometes?- dijo en un susurro, sin saber si creerle o no, al recordar su promesa anterior de que siempre estarían juntos.

-Lo prometo.

Entonces ambos niños se abrazaron por última vez, dejando atrás una promesa y un deseo de volver a reencontrarse a futuro.

-----------------------------------------------------------------
Y al fin llegó el triste y gran día de la separación ¿Cómo llevarán sus vidas cada uno por separado?¿Volverán a estar juntos? Es un misterio...

No, en serio es un misterio ._. porque todabia no empecé a escribir la continuación. xD

Bueno, y estos fueron los dos capítulos del sábado por mi ausencia. El miércoles volveré con más, les deseo un lindo comienzo de semana.

Nos vemos pronto.

Bye☆

Dulce inocencia ♡Rinharu♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora