EL LATIR DE NUESTROS CORAZONES

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— Te quiero. Aún sigo enamorado como la primera vez que te vi, recuerdo que entraste tan tranquila a la tienda, tan armoniosa y no pude notar nada más que tu belleza, no pude ver más que tus ojos luminosos, tan llenos de alegría, tu cabello se movía con el viento, y todo era perfecto. Solo éramos tú, yo, y el latir de nuestros corazones.

Me dejaste sin palabras, solo pude mirarte a los ojos, intentaba encontrar las palabras para responder ante eso, pero me resultaba imposible. Estaba nerviosa, ese era el problema, tú siempre me ponías nerviosa. Cuando estaba a punto de decir algo, me detuviste.

— Espera, aún no termino. Es que, son tantas cosas, no solo estoy obsesionado con el brillo de tus ojos que estoy seguro de que tendría la capacidad de iluminar todo Nueva York y más, sino que también amo tu sonrisa; tan dulce, tan seductora. Siempre eres lo que debes ser cuando debes ser —comenzaste a titubear y eso me volvió loca, me derretía tu perfección, porque aun titubeando eras perfecto— y ya ni siquiera sé lo que estoy diciendo. Pasa que me vuelves loco, me das fuerza y me debilitas, cerca de ti no puedo tener el control de mis emociones. Me haces feliz. Por eso es que te quiero.

» Y venos ahora, somos iguales que como aquella vez que nos conocimos. Porque de nuevo me asombra tu belleza, el brillo de tus ojos y tu hermosa sonrisa. De nuevo somos tú, yo, y el latir de nuestros corazones.

Mis Pensamientos, Mi Computadora y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora