LA CHICA DE LOS LIBROS

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Siempre estabas leyendo. ¿Por qué siempre leías? Aún me gustaría saberlo. Cada vez que te buscaba con la mirada, en los tiempos libres, al otro lado del salón siempre estabas tú y siempre sostenías un libro diferente. Recuerdo que siempre era uno diferente porque todos los días planeaba acercarme a ti y preguntarte por lo que leías, pero siempre estabas tan concentrada que me daba miedo invadir tu espacio y romper tu burbuja en la que te escondías del mundo. No tenías ni un solo amigo, eso me enfurecía y al mismo tiempo me entristecía, ¿cómo es qué alguien como tú podía no tener amigos? Si a mí me hubiera encantado por lo menos haber sido eso. Todos los días mi mirada te buscaba entre las demás personas, siempre esperaba que en algún momento hicieras eso, pero, parecía que el mundo no te interesaba en lo absoluto, el mundo no se merecía ni siquiera tu atención, porque toda tu atención estaba en los libros.

Pero fue un día, un día que como siempre te estaba buscando con la mirada. Y no te encontré. No estabas ahí, ni tus libros, ni tu sonrisa, ni tus bellos ojos melancólicos, lo que más me molestaba era que nadie parecía notarlo. Así que esperé, esperé y esperé. Nunca volviste. Jamás me volví a deleitar con tu belleza, ni me volví a morder las uñas por intentar hablar contigo, porque ya no estabas ahí. Tu asiento permanecía vacío, al igual que mi corazón. Sé que tu partida fue misteriosa al igual que toda tú, la chica de los libros, jamás te volví a ver. Quería decirte que tal vez nunca me interesé por alguno de tus libros, ni por sus historias; porque lo único que yo quería leer, ni siquiera me volteaba a ver.


NOTA DE AUTORA.

Esperen más adelante una sorpresa sobre este escrito. 

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Mis Pensamientos, Mi Computadora y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora