CHICO DEL SUÉTER AZUL

27 7 0
                                    

La primera vez que te vi estabas sentado en una banca, esperabas el autobús. Ya te había visto antes, pero no se comparó a aquella vez que te vi. Estabas en aquella banca algo vieja y oxidada, llevabas el uniforme de la escuela como todos nuestros compañeros. Ibas algo desaliñado, camisa desfajada, los calcetines caídos, los zapatos un poco polvorientos y llevabas un suéter azul, pero no cualquier azul, era un azul que en ese momento se convirtió en mi color favorito. Noté cada uno de tus detalles. Me llamó la atención tu mochila de un amarillo muy chillón para mi gusto, pero a ti te gustaba. Esa vez que te vi, recuerdo que tu cabello se movía al compás del viento, como si presentaran una danza bien sincronizada, tenías los labios cortados por el frío, y jugabas con la manga de tu suéter.

Seguramente no me notaste, nunca lo habrías hecho. Estaba a un lado de ti, también esperaba el autobús. Cruzamos miradas durante unos segundos y noté que tus pestañas eran largas y tus ojos de un café intenso, no era algo común, yo sabía que eran diferentes. Desvié rápidamente la mirada antes de que pudieras notar que me había sonrojado. No sé si fue mi imaginación la que me estaba engañando o en verdad fue una pequeña sonrisa lo que se escapó de tu boca. Demonios, tu sonrisa era perfecta, no creí que te pudieras ver mejor.

Intenté hablarte, pero definitivamente era tímida, y tú perfecto. No creí que una chica menuda y bajita pudiera llamar tu atención, en ese momento dudé de cada centímetro de mí, comenzando por mi cabello café, abundante y esponjado, mi sonrisa extraña y mi simpleza en particular. Mis intentos fueron fallidos y me rendí, solo me limité a verte de reojo y hacerme ideas en mi cabeza de una conversación perfecta; en un mundo paralelo, donde yo hubiera sido todo lo contrario a mí, ya te habría hablado, pero sí fuera un mundo paralelo, quizá ni siquiera hubieras llamado tanto mi atención.

Simplemente nos quedamos ahí, sentados, esperando. Lamentablemente llegó tu autobús, seguí cada uno de tus movimientos con la mirada, te levantaste de la banca, tomaste tu mochila y subiste los pequeños escalones; desde mi lugar te observé caminar por el estrecho pasillo mientras buscabas un lugar vació. Curiosamente te sentaste a un lado de la ventana, del lado de la parada. Nunca estaré segura de sí lo que vi fue real, pero a cada momento lo recuerdo, volteaste hacia mí, buscaste mi mirada y me dedicaste una dulce y encantadora sonrisa, luego el autobús echó a andar. Y yo me quedé ahí, en la banca en la que te conocí, con una sonrisa de boba y el corazón acelerado. Chico del suéter azul, así fue la primera vez que te vi, así fue como te conocí, en esa banca que ahora es nuestro lugar favorito, donde durante largo tiempo cruzamos las miradas y compartimos sonrisas, donde nos despedíamos sin saberlo cada día esperando el autobús.

Mis Pensamientos, Mi Computadora y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora