Día 5: Temor por la horda

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Una fresca y suave brisa comenzaba a soplar. Los rayos de sol, pese a tener nubes por su camino, conseguía relucir lo suficiente como para hacerse denotar, y colándose por una pequeña ventana, próxima a la escalera, que daba al interior del recinto de la gasolinera. Yo seguía tranquilo, dormitando de mala manera y compartiendo saco con Alysson; medio cuerpo en el cálido y mullido saco de dormir, y la otra mitad en el frío suelo de mármol negro. Al abrir los ojos, pude ver el rostro de Alysson con una leve sonrisa. Me levanté, quedándome de espaldas a ella, para a continuación, ponerme de pie. Como era de esperar, era el único despierto. Nate estaba espatarrado en el piso, y produciendo unos fuertes ronquidos, mientras que Garrett, se encontraba acurrucado dentro del saco, con una expresión facial de chico bueno; todo lo opuesto a su cara de tipo duro. Tenía ganas de despertar a Alysson, pero se le veía muy tranquila y disfrutando de su reposo. Con pasos lentos y delicados, tratando de ser sigiloso e imperceptible cual ninja, me acerqué a la ventana que daba al patio interior de la gasolinera, ya que, se podía observar el exterior, y así poder comprobar si la tranquilidad que experimentábamos aquí dentro, era similar en el exterior.

Pero para mi desagrado, al asomarme por la ventana, pude apreciar una buena cantidad de víricos, por ambas calles de la gasolinera (recordad que estaba en una esquina), que se dirigían, a lo que parecía, a la estación de trenes. A saber que cojones había pasado. Aunque no tardé mucho en descubrirlo: la bocina de un jodido tren y el sonido característico que hacen al pasar por las vías. No sabía como lo habían hecho funcionar, lo que me rondaba por la cabeza, era como demonios saldríamos de aquí. Acto seguido, me dirigí a mis amigos y traté despertarlos.

-Nate, Alysson, Garrett, ¡levantaos ya!

-Mmmmm... cinco minutitos más...-decía Nate medio somnoliento, mientras se escuchaba los bostezos de Garrett y Alysson.

-¿Qué pasa?- me preguntó Alysson, con el pelo un poco revuelto.

-Víricos. Un cojón de ellos.-respondí turbado.

-Me cago en...-protestaba Garrett.-Bueno, ve despertando al "sobao" de tu amigo, mientras voy sacando algo para desayunar.

-Okey.

A continuación, me dirigí a Nate, el cual, seguía dormido. Lo agarré de los hombros, y comencé a zarandearlo de un lado al otro. Un bostezo firme y sonoro resonó en todo el habitáculo, seguido de un:

-¿Qué hay para desayunar?

-Tú solo te mueves por intereses propios, ¿eh?- le preguntó Alysson.

-La verdad es- se tomó su tiempo para crujirse dedos y cuello.- que sí.

Una vez todos despiertos, y con el desayuno ya servido, entablamos conversación, sobre cuál sería nuestro plan.

-Lo único que se me ocurre, es esperar a que se larguen.- decía Nate, mientras abría una lata de atún en conserva.

-Oye, ¿esas escaleras de mano llevan a la azotea?- dijo Alysson apuntando a unas escaleras de mano de metal, con cara de tener una buena idea.

-Supongo, ¿por?

-Podríamos ver, si se puede saltar de la azotea a uno de los balcones próximos.

-No estamos tan desesperados... aún.- le contesté entre tragos de mi vaso de leche.- Aunque, como plan de emergencia, puede valernos.

Dicho esto, y una vez acabado el almuerzo, comenzamos a hacer algo productivo (o no) para matar el tiempo: Nate y Alysson, rebuscaban suministros en la planta inferior, donde se hallaba la tienda, Garrett, limpiaba su hacha, mientras que yo, hacía de vigía, mientras trataba de sintonizar algún tipo de frecuencia en la pequeña radio de bolsillo color negro, que conservaba de los padres de Nate.

50 Días DespuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora