-Eh, dormilón, despierta.- me dijo una voz grave.
Abrí los ojos, y pude ver el intimidante rostro de Garrett.
-Venga levanta, hoy nos vamos más pronto.
-¿Qué hora es?- le pregunté aún somnoliento.
-Las 5:30 de la mañana. Hay que adelantar mucho camino.
Me incorporé en la cama inferior de la litera, dándome un fuerte golpe con el hierro de la propia litera. Y, además, la mañana, estaba aun más encapotada que ayer, y comenzaba a verse unos refulgentes rayos en las negras nubes que amenazaban con tormenta. Empezamos el día a mi gusto.
Fue salir del calabozo, y ver la mesa de la comisaría con el desayuno preparado. Me estaban esperando, Nate con una expresión facial de somnolencia total, mientras que a Alysson, se le veía bastante despejada y preparada. Una vez comenzado el escaso, pero nutritivo desayuno:
-¿Salimos de la ciudad aunque vaya a llover, o nos quedaremos más días?- pregunté indeciso.
-Ni de coña, yo me quiero ir de aquí.- respondió rápidamente Nate, con un tono molesto.
-Tenía la idea de, pese a haber mal tiempo, ir ya por las vías del tren que cruzan el pueblo. Por ahí está el puente que supuestamente, estaba cerca del punto seguro.- continuó Garrett.
-En marcha.- dije decidido de mi mismo, y encestando el brick de batido de chocolate en la papelera.
Al salir, una bocanada de aire penetró en la comisaría, junto un poderoso sonido de un trueno. La temperatura estos días no paraba de descender, producto de alguna borrasca que debía de estar asolando la zona .
-Seguidme.- Garrett se me adelantó, y con el escudo anti disturbios en la mano izquierda, nos indico por dónde estaban las vías.
Me puse las capuchas de mi sudadera y chaqueta, y salí por la puerta, no sin antes haberme abrochado la fina chaqueta y haberme subido mi bandana a la altura de la nariz..
-¿De veras te vas a llevar el escudo?- le preguntó su hermana.
-Y el chaleco, obviamente. Es protección extra.
Teníamos una corta travesía hasta las vías del tren, si mal lo recuerdo, estaban a solo dos calles en paralelo. No había presencia de víricos. Ni personas. Ni un alma. Estaría la ciudad llena de serenidad, de no ser por las contantes amenazas de tempestad. Íbamos en fila india, hasta que alcanzamos las vías. Rompimos la formación para saltar la barrera, y una vez pasadas, comenzamos a acelerar el paso.
-Garrett, ¿hasta dónde vamos a continuar?- le pregunté por mera curiosidad.
-Hasta llegar al puente que cruza el río, allí, descansaremos un breve rato. Serán unos 8 kilómetros.
Comencé a mirar por ambos lados de la vía para observar la ciudad: desolada, coches abandonados, algun que otro árbol caído, farolas sin funcionar, cadáveres tanto de infectados como de transeúntes... Se me estaba helando la sangre.
A los pocos minutos, y a menos de 200 metros de la salida del pueblo, las vías se bifurcaban.
-¿Garrett?- le preguntó Nate.
-Derecha es la que lleva al puente.
-¿Seguro?- volvió a preguntarle, inseguro de él.
-Y tanto.- contestó seguro de sí mismo.
El pequeño pueblo, comenzaba a desaparecer a nuestras espaldas, mientras que comenzábamos a adentrarnos en un bosque de pinos. Este no era muy denso, lo cuál nos podía facilitar visión en el campo, por si nos era necesaria. Para matar el tiempo, saqué la pequeña radio y la encendí. Haber si hay noticias del punto seguro.
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50 Días Después
FantascienzaAlex, de 16 años y estudiante, tiene que aprender a sobrevivir en un mundo devastado por un virus asesino que transforma a la gente en personas con una conducta agresiva y errática, cuyo nuevo pensamiento es el devorar a los humanos como si de caníb...