CAPÍTULO 14

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PERSONAJE OCULTO

"Hace tiempo que esperaba este momento. Cada día, mes y año que pasaba eran de agonía por no tener a mi hija conmigo. Pero ahora todo es diferente. Ahora que está a salvo, tengo que recuperarla y esperar a que me perdone por haberla dado en adopción. Pero fue necesario por el bien de todos".

Me centré en mis pensamientos, como siempre, y olvidé lo que estaba pasando a mi alrededor. Sin darme cuenta, hemos llegado a la residencia del alfa.

Marcos se bajó del auto y me abrió la puerta. El cielo se veía gris, anunciando que pronto caería una tormenta. Caminé muy lentamente hacia la residencia del alfa con la esperanza de que mi hija no abriera la puerta. Toqué dos veces y esperé con nerviosismo, esperando pacientemente a que me abrieran la puerta. De pronto, una joven apareció brindándome una sonrisa y preguntando: "¿Buenas tardes, señora? ¿En qué podemos ayudarle?".

"Busco al alfa Miguel. ¿Se encuentra en casa?", le pregunté.

"Sí, enseguida la anunciaré. Pase y espere en la sala, por favor", respondió ella con una sonrisa.

Ella se fue y no pasó ni medio minuto cuando un hombre alto, atlético, de tez morena y ojos azules apareció con la duda pintada en los ojos, preguntándose quién era yo. Terminó de bajar las escaleras y con voz seria me preguntó: "¿Quién es usted y qué busca en mis dominios?".

"Tranquilo, joven alfa. Vengo en son de paz. Vengo a felicitarlo porque al fin encontró a su luna", le dije.

"Si, fue algo muy extraño, pero gracias a la diosa luna, la encontré. "
"Es bueno oír buenas noticias. Aparte de felicitarlo, vengo a discutir un asunto muy importante con usted, alfa Miguel", agregué.

"Bien, pasemos a mi despacho", dijo él.

El se adelantó para guiar el camino hacia el despacho.

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