CAPITULO 16

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Me quedé sentado en mi silla, con la mirada perdida en el vacío, pensando en cómo abordar el tema con Jazmín. Sabía que debía decírselo, pero no quería asustarla o hacerle daño. Quería encontrar la forma correcta de explicarle sobre su familia y su pasado.

Después de un rato, me levanté y decidí salir a buscar a Jazmín. La encontré en el jardín, sentada en un banco, mirando las flores. Me acerqué a ella y me senté a su lado.

"Jazmín, necesito hablar contigo sobre algo importante", le dije, eligiendo mis palabras con cuidado.

Jazmín me miró, curiosa. "¿Qué pasa, Miguel?"

Tomé una profunda respiración antes de empezar. "Es sobre tu familia. Tu madre biológica, Calista, vino a verme hoy".

Jazmín se sorprendió, abriendo sus ojos de par en par. "¿Mi madre? ¿Por qué vino?"

Continué, explicándole todo lo que Calista me había dicho. Jazmín me escuchó, atónita, mientras su mundo se daba la vuelta. Me dolía verla así, pero sabía que debía ser honesto con ella. Era hora de que supiera la verdad sobre su familia y su destino.
Ella me pidió tiempo para pensar Asentí, comprendiendo su petición. "Claro, Jazmín. Tómate todo el tiempo que necesites. No hay prisa. Es mucho para procesar y quiero que te sientas cómoda con cualquier decisión que tomes".

Jazmín asintió, su mirada aún confundida pero agradecida. "Gracias, Miguel. Necesito un poco de tiempo para pensar en todo esto. Mi madre biológica, mi familia, mi destino... es mucho para asimilar".

Me levanté y le puse una mano en el hombro. "Estoy aquí para ti, Jazmín. Cuando estés lista para hablar o para tomar una decisión, estoy aquí para apoyarte. No te preocupes, no te presionaré".

Jazmín sonrió débilmente y asintió de nuevo. "Gracias, Miguel. Significa mucho para mí".

La dejé sola en el jardín, dándole el espacio que necesitaba. Sabía que era importante que tomara su propia decisión, sin presión ni influencia externa. La observé alejarse, perdida en sus pensamientos, y supe que estaba en una encrucijada importante de su vida. Solo el tiempo diría qué camino elegiría.

Jazmín

Regresé a mi habitación, mi mente aún estaba girando con las palabras de Miguel. Me acosté en la cama, intentando procesar todo lo que había pasado. Pero mi mente estaba demasiado agitada, y pronto me quedé dormida.

Tuve un sueño muy vívido. Me encontraba en un claro rodeado de árboles, mi madre y otras mujeres formando un círculo a mi alrededor. Estaban recitando un hechizo, sus voces susurrando en la noche. De repente, el círculo se iluminó con una luz blanca y cegadora.

Y entonces, apareció Sergio. Sus ojos estaban oscuros, llenos de una maldad que me heló la sangre. Se abalanzó sobre mí, sus manos extendidas como garras. Me intenté defender, pero estaba paralizada de miedo.

Desperté sudando, mi corazón latiendo a mil por hora. Me senté en la cama, intentando recuperar el aliento. El sueño había sido tan real, tan vívido. Me sentía como si aún estuviera en ese claro, con Sergio acercándose a mí.

Me levanté de la cama, intentando sacudirme el miedo. Pero no podía. El sueño me había dejado una sensación de inquietud, de que algo malo se avecinaba. Y sabía que no era solo un sueño. Era una advertencia.

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