Capítulo VIII

280 39 1
                                    

Los pensamientos de Samira estarán en cursiva.

-----------------------------------------
Taehyung.

Su nombre resonaba en mi cabeza, por lo que hice el muñeco antes de que volviera a olvidarlo.

Una puntada de aguja más, y lo tendría listo. Era la primera vez que me costaba tanto trabajo conseguir el nombre de alguien, pero, para mi pesar, las profesoras de la escuela no hacía más que llamarlo V o Kim, su apellido.

Me alegraba saber que por fin tenía su nombre. Un problema menos. Solo uno.

Aún contaba con que él se negaba a alejarse de mí.

Había empezado a dejar de ser molesto, y eso era un problema. Uno serio.

Guarde el muñeco luego de terminarlo, temiendo llegar al punto de querer llevarlo conmigo. Sería lo mejor, sin embargo, de esa manera podría alejar a V de mí cuando se me acercaba más de lo que le convenía. Aún así, sería demasiado raro llevar ese estúpido muñeco a todas partes. Incluso para mí, una persona bastante acostumbrada a hacer cosas estúpidas.

Debo pensar con claridad, porque este niño se adelanta a mis movimientos mucho antes de que yo los haya pensado. Y daba miedo.

-------------------------~°~-------------------------
El lunes, como había prometido, me digne a conseguir un trabajo.

Sin tener la secundaria completa y sin saber el idioma del todo bien, lo mejor que pude conseguir fue que una mujer cuarentona me dejara limpiar su casa. Y debía estar agradecida.

Algunas mujeres podrían compararse a si mismas con la Cenicienta, esperando que, algún día de sus vidas, llegará el príncipe azul. Yo jamás había sido una de ellas, por lo que limpiar no se me daba del todo bien. Pero debía acostumbrarme.

Yo sería una buena bibliotecaria, por ejemplo, por mi afán hacia todo tipo de libros y mi capacidad de reconocer un objeto diminuto entre millones iguales, pero ¿Limpiar? No, en definitiva no era esa la manera en que había imaginado vivir el día en que me mudará de casa de mis padres. Claro que tampoco había pensado que mi hermana moriría a manos de su estúpido novio, que la engañaba conmigo, y me echaría la culpa a mí.

Superalo, al menos no morirás de hambre. Por hoy.

-------------------------~°~-------------------------
Dos meses después, me encontraba odiando a mi yo pasado por haberse dejado manipular por la necesidad y haber elegido un trabajo en el que era tan explotada. Ah, ¿A quién engaño? Eso era lo mejor podía conseguir.

Sólo me quejaba de que entre el trabajo, la escuela y el acosador de V (Que aún insistía en ser mi amigo) a penas tenía tiempo de dormir. Jamás había extrañado tanto mi cama.

Ese día había accedido a quedarme con V después de clase. No, de hecho no, en realidad él me había insistido en acompañarme a casa, y como yo seguía sin querer que la conociera, le dije que diéramos una vuelta. Probablemente había más opciones (como decirle que en una hora debía ir a trabajar) pero no quería pensar en otra, y no iba a decirle que trabajaba. En lo que a mi concernía, él debía pensar que era una mantenida, como todos los jóvenes de mi edad.

Caminamos durante varios minutos por los alrededores de la escuela, como idiotas.

Pero el tiempo pasó mucho más rápido de lo que había calculado. Maldita sea.

-Tengo que irme- dije, sin que él se lo esperara. O al menos eso noté por su cara.

-¿Qué? Pero si...- dijo, pero me alejé de él antes de que pudiera terminar.
No podía permitirme que mi jefa me odiara.

Fui a mi casa, me quité el uniforme del colegio y me puse la ropa de trabajo. Salí, sintiendo que iba más por obligación que porque quisiera.

La mujer me saludó cordialmente, fingiendo, porque no era como si le cayera bien. O al menos eso pensaba yo.

Lavé los platos, barrí, cuidé a sus dos hijos, e hice todo lo que la dueña de casa no quería hacer.

Pero, al salir, en la noche, mi corazón se detuvo. No de buena manera.

-Así que esto es lo que escondes- dijo la gruesa e inconfundible voz de V, con tono casi seductor.

-¿Cómo rayos...?- dije, pero él me interrumpió. Típico de él.

-Te seguí, ¿Te molesta?- preguntó, con aires de grandeza que no estaban rindiéndole frutos. Al menos conmigo.

-De hecho, sí- contesté.

Él río, como si en realidad no le importara lo que decía.

No mates al idiota. No mates al idiota. No mates al idiota.

-No puedes decirle a nadie- pedí, esperando poder confiar en él.

-¿Y qué si lo hago?- preguntó, con su anterior aire de grandeza.

En serio, no pegaba con su personalidad.

Tomo tu muñeco vudú y lo apuñalo hasta que entiendas que eres un idiota y que no haré por nada del mundo lo que vos me digas.

-Te estrangulo- dije, mitad verdad, mitad mentira.

Río de nuevo. Odio esa sonrisa, porque es lo único que me hace pensar en perdonarlo cuando me hace enojar.

Simplemente no pienses en eso, Samira. Mantén la calma frente al Alíen. Recuerda que eres una bruja vudú.

-Si me das un beso, juro no decirle a nadie- dijo. Lo miré fijamente y palidecí por completo.

Correcto... Eso vino de la nada

Muñeca Rota (V/ Taehyung De Bts)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora