Capítulo IX

265 34 0
                                    

Reí. Pero entonces acerqué mi cara a la suya, entrecerrando los ojos en el trayecto, de tal manera que él creyera que los tenía cerrados, a pesar de que aún podía ver.

Estaba a dos milímetros de su boca, y en mi labio inferior podía sentir su respiración.

Él cerró los ojos, esperando un beso.

-Sigue intentando- le dije ahogando un suspiro, logrando que él abriera los ojos y me mirara desentendido.

-¿Por qué eres tan cruel?- preguntó haciendo con sus labios un puchero adorable.

-Dije que siguieras intentando- le recordé con una sonrisa. Creo que en el fondo me gustaba ser mala con él. Aunque, en realidad no estaba del todo segura de cómo me defendería si volvía a intentarlo.

V cruzó los brazos sobre su pecho y aumentó el tamaño de su puchero encantador.

-¿Qué te pasa?- pregunté divertida, creyendo conocer la respuesta.

-Yo quería un beso- dijo él, casi como un niño pequeño haciendo un berrinche a su madre.

Entonces, sin que la razón estuviera del toda clara en mis pensamientos, me acerqué a él y besé su mejilla.

-¿Contento?- pregunté.

Se sonrojó. Sinceramente, no creí que fuera capaz de ser tímido.

-En realidad, no- dijo, y yo solo reí.

-Jodete por boludo- dije.

Desde que estaba en Seúl, había tratado de evitar el uso de palabras de mi país (como las que acababa de utilizar para contestarle a V) pero últimamente me estaba costando demasiado.

Al diablo todo, yo soy latinoamericana.

Minutos después, tuve que recordarle que era de noche, y que debíamos regresar a casa. Yo no era el problema, pero el tenía padres a los que iba a preocupar.

Supo que tenía razón, por lo que ni se molestó en discutirme.

Por mi parte, cansada de tener que negarme a que me acompañara a mi casa, le propuse acompañarlo a la parada de su colectivo.

Dijo que sí. Era obvio que lo diría.

-Supe que en tu país las personas se saludan con un beso- dijo, sin que el tema tuviera lugar en una conversación coherente.

-¿Qué?- pregunté, y me maldije a mi misma por decirle que siguiera intentando.

-¿Es verdad?- insistió.

-¿Cómo diablos sabes de qué país vengo?- pregunté algo confundida, ¿Acaso V estaba espiandome o que?

-En algunos países de Latinoamérica la gente se saluda así- dijo. Entonces, me tranquilice al ver que en realidad él no tenía idea de donde venía. Ese era mi punto.

-Sí, lo sé- dije con tono de obviedad.

-¿En el tuyo es así?- preguntó.

-Sí- confesé entonces.

Él río. Insisto en que odio esa maldita sonrisa.

No dijo más, sólo continuó con su sonrisa de niño inocente.

Minutos después, cuando su colectivo apareció en nuestro campo visual, V se acercó a mí y tatuó sus labios primero sobre mi mejilla derecha y luego sobre la izquierda.

Debía admitir que sabía que haría eso. Debía ser estúpida para no haberlo notado.

Río y subió al colectivo.
--------------------------------------------------------
Al llegar a casa, note en el suelo un pequeño papel debajo de la puerta. Lo alce con curiosidad.

Era una notificación que me informaba que si no pagaba el alquiler del departamento en las próximas semanas, se verían obligados a desalojarme.

Esto era malo. Esto era muy, muy malo. Era verdad que hace algunos meses que no tenía dinero suficiente para pagar el alquiler, pero... ¿Desalojarme? ¿No era un poco extremo?
Debía haberlo previsto: dijo, un maldito trabajo de empleada no me ayudaría a pagar un departamento en Seúl. Idiota.

Entonces entendí que podía conseguir el dinero para pagar un mes de alquiler, pero no todo lo que debía. Lo mejor sería buscar otro lugar donde vivir. Uno más barato.

No quería pensar en eso. No quería pensar en nada. Pero no era como si pudiera.

¿Cómo no pensar en que debía mudarme lo más pronto posible? ¿Cómo no pensar en que estaba durmiendo en una colcha en el suelo de un departamento completamente vacío? ¿Cómo diablos no pensar en mí familia?

¿Cómo hacer para olvidar que, además de todos estos problemas, debía sumarle el casi beso de V? Él podía descubrir todo sobre mí en un abrir y cerrar de ojos.

Tenía miedo.

Nada estaba saliendo de acuerdo a mi plan inicial, comenzando por él. Pero el problema principal era que simplemente no podía sacarlo de mi camino. No porque no supiera como, sólo que... No quería.

Maldita sea.

Entonces me di cuenta de que Taehyung estaba convirtiéndome en su muñeca rota.

Después de años de controlar muñecos como quisiera, él me había convertido en su marioneta.

Muñeca Rota (V/ Taehyung De Bts)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora