Capítulo XXIV (Penúltimo capítulo)

229 23 7
                                    

PENÚLTIMO CAPÍTULO.

No volví a hablar con V durante los dos días siguientes, sin embargo, dos pequeños regalos en mi puerta me dijeron que él aún estaba pensando en mí.

Los dejé en el armario que él me había dado sin abrirlos si quiera. V debía entender que no podía comprarme con regalos.

Y yo, a su vez, debía probarme a mí misma que no iba a venderme tan fácil.

Lo que yo necesitaba era saber que él quería estar conmigo sin la necesidad de cambiarme.

La Samira que era hoy en día, no se parecía en nada a la que había llegado a Corea del Sur, y eso debía bastarle. Estaba a dos pasos y medio de dejar la brujería vudú, y todo había sido gracias a él. No podía pedirme más, y si lo hacía, no iba a ser capaz de cumplirlo.

Suspiré con cansancio.

Hoy iniciaría de nuevo mi vida escolar, a pesar de que era obvio que el año que viene tendría que empezar se nuevo.

Julián me decía que, si estudiaba como loca, iba a lograr aprobar este año. Pero era difícil estudiar cuando apenas sabía el maldito idioma. Es decir: entendía como hablaba V, y los demás, pero con los profesores era diferente.

Sea como sea, iría hoy a clases, y me jugaría la vida.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Al llegar a la escuela, me sorprendí de lo famoso que se había vuelto V. Las chicas que antes lo seguían, se habían multiplicado como malditos conejos a su alrededor.

Situaciones como esta hacen que una quiera volver a la brujería vudú.

Lo mejor y menos masoquista que podía hacer era ignorarlos. Pero era difícil, sobre todo cuando la persona que se trata de ignorar se sentó a mí lado.

Compartimos una mirada eterna. Ninguno hablaba, pero los dos teníamos miles de cosas por decir. Sin embargo, era como si el otro sintiera miedo de sus propias palabras. A mí me ocurría eso.

–Julián dijo que vendrías hoy– fue lo primero que dijo, casi en un susurro.

–Lo sé– contesté, obligándome a dejar de mirar sus ojos.

Entrelacé mis manos y miré en dirección opuesta a él. Mirar la nada era raro, pero era lo único que se me ocurría.

Él se quedó callado. Sólo algunas veces lo había visto permanecer el silencio. En momentos como esos, sentía que daría mi vida solo para saber que ocurría en su mente de alíen.

–¿Puedo sentarme a tu lado– preguntó de un segundo a otro. Mis ojos me traicionaron, girando en su dirección a penas escuché el sonido de su gruesa voz.

Él mantenía en su cara la sonrisa que tanto lo caracterizaba, haciéndome pensar que, en realidad, nunca había estado enojado conmigo.

–Claro– dije evitando tartamudear.

Aún cabía la posibilidad de que él creyera que era esa chica fría y sin sentimientos... ¿Verdad?

No, obviamente, no, pero soñar no cuesta nada.

V se sentó a mi lado, y sentí que el tiempo no había pasado. Era como si ambos volviéramos a ser los que éramos hace algunos meses: yo, una antisocial que trataba de no llamar la atención, y él, un chico popular tratando de acercarse a la chica nueva.

Pero si hiciera una lista de todas las cosas que me habían ocurrido desde ese momento, gastaría todo el papel de Corea del Sur. Yo había cambiado, y él también: eso era lo que nos mantenía tan distantes.

Muñeca Rota (V/ Taehyung De Bts)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora