Muñeca Rota (V/ Taehyung De Bts)

Capítulo XVI

Habían pasado tres semanas desde el día en que toda la escuela había comenzado a conocerme como la novia de Kim Taehyung. Pero aún no me había hecho la idea de serlo.

Min Ri me dijo que muchas de nuestras compañeras habían estado tras el rastro de los siete Bts, por la tanto les resultaba imposible que la extranjera que a penas podía manejar el coreano se convirtiera en la novia de uno de ellos.

Min Ri se había convertido en algo así como mi amiga. Básicamente, había comenzado a pasar más tiempo conmigo desde que supo de mi relación con V. Y yo acepté su cercanía: después de todo, era la mejor amiga de mi novio.

A Julián no parecía importarle verme caminar de la mano con V, además, no era como si permitiera que él me besara cuando estábamos con mi hermano. Aún así, seguía molestándome un poco que V y Julián fueran tan amigos. Era demasiado incómodo como para soportarlo.

Era divertido, en parte, sobre todo cuando veía los ojitos adorables que Min Ri le hacía a Julián. Él, como todo hombre, no lo notaba. Al final, pasamos a ser un grupo de cuatro personas. Y yo que llegue a a Corea del Sur pretendiendo ser una antisocial. Jamás creí que alguien como V apareciera en mi camino, tampoco que su mejor amiga, luego de odiarme durante meses, de convirtiera en mi amiga, y mucho menos que mi hermano mellizo llegara a Corea de la noche a la mañana. Las cosas habían cambiado demasiado en estos seis meses.

Eso era lo que me asustaba.

Yo no deseaba ser una chica sin amigos solo por un capricho, en realidad le temía un poco a la gente. Temía que ellos me temieran. Lo peor de todo lo que viví en mi país había sido ser el miedo en los ojos de los que antes eran mis amigos al descubrir que era una bruja vudú. Pero ¿Como podía culparlos? La brujería vudú no era algo de lo que pudiera presumir.

Julián en una ocasión me dijo que yo era fuerte, que cualquier persona en mi lugar se habría rendido mucho antes de decidir escapar a Corea del Sur. Pero yo no me sentía fuerte. Sólo había aprendido a resucitar, después de morir mil veces en mi intento de vivir. Era eso o vivir sin superar la depresión.

No importaba. No quería pensar en ello. Jamás quería.

Pero la idea de dejar ir el pasado se hacía aún más complicada a medida que avanzaba hacia el futuro. Iba a volverme loca si continuaba de esta manera.

Lo peor era que mis estúpidos sueños no me daban tregua. Celeste se aparecía en mis sueños cada noche, y me recordaba que nunca, jamás sería completamente aceptada.

Le planteé este problema a mi hermano, el único que conocía mi maldito lado oscuro.

-Creo que deberías decírselo- dijo, sin que yo le encontrara sentido a la oración.

-¿Qué?- pregunté.

-A V- dijo -Deberías decírselo.

-¿Qué demonios tiene que ver V?

-Creo que...- suspiró, como si estuviera buscando las palabras con las cuales expresarse -Te sentis culpable por esconderle esa parte.

No, no era eso.

-Él no lo entenderá- dije fría.

-¿Por qué no lo intentas?

-Porque no lo entenderá ¿Qué acaso no me escuchas?- crucé mis brazos sobre mi pecho y me alejé pocos pasos de Julián.

-Entonces no es culpa- dijo, como si fuera lo más obvio del mundo -Es miedo.

Probablemente. Pero él sabía que yo no iba a aceptarlo. Jamás.