Cuando uno es demasiado exigente con la realidad, le llaman «iluso deluso», un iluso desilusionado. Ésta persona imagina que la realidad debería ser de una forma determinada y se enfurece cuando no es así. Parece que dice: «¡el universo debería girar en la dirección que yo dicto!», otra frases típicas serían: «¡no debería haber tráfico!. ¡Mi pareja no debió alejarse de mi» es como decir que soy la última Coca-Cola del desierto.
Les seré sincera, también he sido así, pero nos conviene aprender que todas esas exigencias no son necesarias para ser feliz. Lo mejor es olvidarse de esos «debería», eliminar esas ideas estúpidas y aprovechar de una vez lo que se posee, lo que la realidad pone a nuestro servicio.
Imaginen qué yo diga esto: «Estoy deprimida porque el cielo no es de color fucsia. Todo empezó hace unos días; imagine que si el cielo fuera fucsia, la vida sería mucho más alegre, porque el fucsia es un color hermoso. Y claro, ahora, cuando salgo a la calle y veo que sigue siendo azul, me molesto y me deprimo». ¿Qué pensarían de mí si dijera eso? Lo más probable es que piensen que estoy completamente loca, y tienen razón porque, para empezar, el cielo no puede ser fucsia, es una pretensión estúpida. Millones de personas viven suficientemente bien con el cielo color azul y esto me indica que el fucsia no me es una necesidad... ¿Lo ven? Nos paso lo mismo cuando pensamos que es «absolutamente necesario» que mi ex pareja esté conmigo para ser feliz, y en realidad no es así ni tampoco necesitamos que sea así.
Simplemente abandonemos esa idea estúpida, la vida te dará miles de posibilidades positivas si abres tu mente a ello.
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