3. Keyna Perkins

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PDV KEYNA:
Idiotas. Agh, como odiaba a los chicos como él. En realidad no sabía como se llamaba; no me sé el nombre de todos los de mi curso.

Noté el teléfono vibrar en mi bolsillo. Después de mirar a ambos lados del pasillo para ver que estaba sola, cogí el teléfono y miré el mensaje.

Tres mensajes sin leer:

Darknessgirl: Chic@s, he vuelto a tener la pesadilla, sé que estaréis durmiendo pero bueno. Mañana hablamos. Enviado 5:50a.m
Boypotterhead: Vaya, ¿Estás mejor? No estés mal, sonríe. Enviado 7:48a.m
Jaaaaaay: ¡Sonríe, Dark! PD: Creo que la voy a liar bien en el instituto jeje Enviado 12:16p.m

Espera un momento. Miré la hora: las 12:18p.m. Volví a leer el mensaje. ¿Sería él...? No, tenía que ser una coincidencia. Jay siempre nos había contado que era muy revoltoso en el instituto, aunque nunca nadie había dicho el nombre de su instituto. Así lo hacíamos más emocionante.

Además, el chico de los petardos no se llamaba Jay. ¿O sí? No, no le pegaba. Además uno de mi clase le llamó una vez Rodolfo. Un nombre raro, ¿verdad? Creo que es español. Supongo que se llamará Rodolfo.

Rápidamente me dirigí a mi clase, no quería que nadie me viese y me implicase en ese estúpido plan. Aunque sería divertido ver a todo el mundo salir de sus clases como locos. Al menos yo tendría la ventaja de saber que estaba pasando.

Cuando volví a clase me senté en mi respectivo sitio y espere...

Como temía: justo cuando tocó la campana finalizando la clase, un estallido y gritos se oyeron por todo el edificio. Mi clase entre el pánico y la curiosidad salió a ver y yo me uní a ellos. Lo que vi me dejo sin habla.

Petardos de colores volando por los pasillos. Los estudiantes y algunos profesores que pasaban por ahí corrían en dirección opuesta. Algunos caían al suelo y la gente tropezaba con ellos y caía también. Así se montó el sándwich humano que estaba a mi izquierda.

-¡Esto es de locos! -exclamó un alumno de segundo que se había resguardado en nuestra clase al ver que no llegaban los petardos aquí.

-Quien quiera que lo hiciera, se ha pasado -añadió otro.

La profesora se había ido a poner orden o lo que fuera, porque estábamos solos en clase.

-Está bien, se han pasado de la raya -intervine yo- les voy a volar las bolas.

-¿Sabes quién ha sido el que lo ha hecho?

¿Qué debía decir ahora? Ese par de idiotas no me caían bien, pero si les delataba estaría implicada de todos modos: sería una cómplice.

El alumno de segundo carraspeó devolviendome a la realidad.

-Pues... no. Pero... quien quiera que fuera le volaré las bolas igualmente -intenté parecer convincente.

Antes de que añadieran nada más, salí del aula y me dirigí al baño de las chicas, dispuesta a pararles los pies.

***

-¡Estáis como una cabra! ¡Habéis podido dar a alguien! -exclamé.

-¡Señor Brooks, Lee y señorita Perkins! ¡Al despacho del director, YA!

Miré a la subdirectora asustada. ¡Yo no había hecho nada! Antes de que pudiera replicar, nos hicieron sentarnos fuera del despacho del director.

Maldita sea, debí haberme quedado en esa clase.

Mientras Ian y yo estábamos aterrados, Rodolfo mostraba un aire de autosuficiencia que me dieron ganas de volarle las bolas.

Después de lo que me pareció una eternidad, salió el propio director de su despacho.

-Bien, muchachos, lo habéis hecho muy bien.

Lo miré sin entender. ¿No se supone que debería gritarnos, amenazarnos con expulsarnos o algo parecido?

-Señor director miré, yo no he tenido nada que ver yo solo he ido a... -empezé pero el director me cortó.

-No me importa, señorita Perkins -abrí la boca para replicar pero alzó la mano pidiendo silencio-. Os podría expulsar. Pero no lo voy a hacer, no. Sé que es vuestro último año y hoy vuestro último día en este instituto así que he llegado a la conclusión de que queríais hacer algo grande ¿no? Solo por hoy, (estar atentos a mi generosidad), vais a salir ilesos. Los tres -nos señaló- y ahora, fuera de aquí y a disfrutar el verano -nos guiñó un ojo.

Nada más darse la vuelta, me levanté y salí disparada hacia la salida. Aún no me lo creía. ¡Ilesos! Me encaminé por los pasillos y divisé la puerta. La libertad.

The TripDonde viven las historias. Descúbrelo ahora