IV.

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No sabía si lo que acababa de hacer en realidad lo tendría que haber hecho. Ni me dió placer meterme en las bragas de Sophia, la chica ucraniana que vino nueva el año pasado y que todos los tios perdían los ojos por ella. Pero solo el alcohol me dominaba a esas horas de la noche, y era consciente de que mi objetivo era imposible de alcanzar. Al menos hoy. Acostarme con Serena. Lo tenía prohibido, pero me tentaba lo prohibido.

+ ¡Maxon! ¡Está sonando tu canción!

Era Ane, que venía corriendo, me dió la mano y me arrastró a la pista de baile, donde no había apenas espacio para respirar. Miré a Luke de reojo.

- ¿La has obligado tú a que viniera a buscarme, no? - pregunté, por encima de la canción.

- Sé que te encanta esta canción. No se me ocurrió nada mejor. -dijo, alzando las cejas.

Lo adiviné porque Ane no sabía nada sobre mi gusto musical y porque Luke y yo escuchábamos esta canción muchos años atrás. Chris Brown era la voz principal, y también colaboraban Lil Wayne y Tyga. Me puse a bailar al ritmo de la música. Serena estaba cerca. Casi podía notar su aliento. Bailábamos ella, Zack, Luke, Ane y yo juntos, como gilipollas que se querían. Y en ese preciso instante me dí cuenta de que algún día yo estaré muy lejos de donde estoy ahora; de mis amigos, de la ciudad, de la Universidad... y todo eso serían recuerdos. Así que no quería joderlo, no por hoy. 

Bailamos dos canciones más, hasta que sonó una que desconocía y perdí el interés. Zack me preguntó si quería que nos fueramos, y no le respondí. Estaba demasiado concentrado en Sophia, que me miraba pícara de vez en cuando. Y yo le seguía el tonteo. Los demás respondieron por mi:

+ Por mi sí. Estoy agotada. -dijo Ane.

+ ¿Qué hora es? -preguntó Serena, demasiado ebria para ser verdad.

- Las cuatro y media. No es muy tarde, pero mañana hay que madrugar.

+ ¡Si mañana es domingo! 

Ser soltó una carcajada y Zack meneó la cabeza.

- ¿Y qué? Yo trabajo los domingos.

Totalmente sorprendida, cogió de la mano a Zack y se lo llevó unos metros más lejos. Pude oír de lo que hablaban:

+ No sabía que trabajabas. 

Ella no paraba de reír, y Zack solo asentía repetidamente.

- De camarero.

+ ¡Eso es genial! 

- Bueno, tiene sus defectos, como todo. Empezando por mi puto jefe.

+ Ya sabes, ignora los problemas. La vida es corta.

Ella parecía que le había dado al canuto, y decidí no centrarme más en su conversación.

- ¿Entonces vamos? -pregunté a Ane y Jake.

Ellos asintieron, y fuimos andando con Zack y Ser riendo detrás de nosotros todo el camino hacia nuestra fraternidad. A dos minutos andando había el piso compartido de Ane y Serena, y fue allí donde nos separamos.

Yo y Serena no nos dijimos nada en la despedida, pero tuve que tragarme ver a Zack y Serena besarse antes de irme. Cuando llegué, me tiré a la cama y no deje de pensar en toda la noche sobre esa escena. Maldito alcohol.



Obsesión ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora