capítulo 13

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— ¡Yo! — Exclamó una voz femenina.

Evil se abrazó a una de las camas efusivamente, dejando clara su elección.

— Uno de nosotros deberá dormir en el suelo — dijo Lance desafiante.

Y Nei, que ahora tenía de vuelta su personalidad y carácter, le devolvió el desafío. Sus miradas se cruzaron.

— ¿Me estás amenazando? —

La pregunta del séptimo sonó seria.

El chico de ojos esmeralda bajó la cabeza. Prefería evitar problemas.

En ese momento la guardiana soltó una risa sin motivo aparente.

— Que pasa, princesos — y tras un silencio incomodo siguió— ¿No son suficiente demonios para dormir en el suelo?

Nadie se esperaba una provocación así, ni si quiera Lance.

— ¡Que! — Dijo el séptimo desconcertado.

De pronto el silencio volvió a prolongarse durante un buen rato. Nei cruzó de brazos abstraído, y un gesto despreocupado inundó su rostro.

La séptima ladeó la cabeza. Cruzando las piernas se quedó sentada en la cama.

El guardián se acercó a la chica.

— ¿Pasa algo?­— preguntó ella.

— Podrías compartir ¿No? Egoísta.

Evil sonrió de oreja a oreja. El silencio reinaba en la habitación nuevamente.

— ¿He oído bien?

— Tu subordinado me da pena, es solo eso— se apresuró a contestar.

Si Lance buscaba seguir molestando a Nei, ya lo había conseguido. Estaba cansado de sus burlas.

Un pequeño gesto bastó. El séptimo se acercó a la guardiana, y ella a traición le agarró. Lentamente se acercó a la oreja de su compañero y le susurró.

— Tus ganas—

Después de eso lo soltó, sin no antes darle un pequeño empujón.

El joven se empezó a desternillar, y elegantemente se quitó la capa que portaba. A continuación la colgó en el borde de la cama.

— ¿Quieres que te obligue?— dijo siguiendo el juego.

Uno, de los demonios presentes deseaba venganza. Nei esperaba, que Evil le diera su merecido. Una buena patada tal vez.

—O Podrías dejar de molestar a mi Knight — respondió ella arrugando la nariz.

Un leve destello carmesí apareció en sus pupilas aunque solo fue un segundo.

— Sabes que esos trucos no funcionan conmigo — Sus ojos se tornaron rojos.

Estaban tomándose el juego demasiado en serio.

— ¿Sabes qué? —El rojo pasó a índigo­ —Me da pereza.

Se giró con la intención de tumbarse en el colchón, y ninguno se lo impidió. Ya tendido se despidió.

— Hasta después— y cerró los párpados — Por cierto, ojalá tu perro se divierta durmiendo en el suelo.

— Eso fue cruel— contestó la joven— Esta te la guardo.

Evil podía notar los sentimientos de Nei. Todo por culpa del pacto, y cuanto más pasaba el tiempo más aprecio le cogía. No obstante, no estaba acostumbrada a esa palabra llamada "aprecio" o "amistad". Después de todo, era un demonio solitario, amante de la violencia.

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