Capítulo 3

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Aquella habitación blanca con detalles en dorado se encontraba en un silencio muy profundo e incomodo, ningúno de los 2 hombres que se encontraban sentados en la mesa se dirijian ni una palabra tan sólo de vez en cuándo unas miradas un poco discretas el uno al otro

- Bueno Adrien, me retiro -

Dijo el Sr. Agreste mientras dejaba los cubiertos dorados que sostenía en aquel plato vacío con algunas migajas de su almuerzo.

- ¿Tan pronto? -

Pregunto el muchacho.

- Sabes que estoy muy ocupado con el trabajo Adrien -

Dijo el hombre mientras se paraba de su asiento.

- Si lo sé, pero creo que no estaria mal que de vez en cuándo pasaras tiempo conmigo -

Contesto el jovén un poco entristecido.

- Adrien ya hablamos de esto, así que porfavor no quiero tener que discutir de nuevo -

Contesto el peli-blanco.

- Pero... -

Pronunció el oji-verde, pero eso basto para terminar de enfurecer a su padre.

- ¡HE DICHO QUE NO! -

Grito el Sr. Agreste a su hijo; el jóven solo agacho su cabeza y mientras miraba al suelo pronunció en un susurro.

- Si mamá estuviera aquí...tu no serías así conmigo -

Ante esto el Sr. Agreste tan sólo fruncío el ceño y salió del lugar dejandó a su hijo sólo en la mesa.
Cuándo se trataba de temas como su relación con Adrien, el Sr. Agreste no respondia muy bien debido a que su relación con su hijo era muy distante y fría, comó si ambos fueran desconocidos y ese era el mayor problema que sufrían ambos debido a que Adrien trataba de mejorar ese vínculo con su padre pero el Sr. Agreste no ponía interés de su parte.

Rosa negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora