Sombra 1-Petin

341 18 1
                                    

Esta noche parece recordarme tanto a la vez que te conocí. 

Tal vez lo olvidaras, fue tanto tiempo atrás, si me preguntaras que te vi en ese segundo, diría que fue tu mirada. 

Era lo único que me resultaba atrayente de ti, el resto me provocaba nauseas. 

Tu ropa rota, tus labios sangrando, el moretón en tu mejilla.    

La sonrisa cínica, el cabello castaño despeinado  

Tu mirada era lo único que me dejo estático.

Ante mis ojos, eras solo uno de los tantos errores de esta vida, aun así, sostuve tu mano. 

En silencio, te lleve a mi hogar y entre las sabanas de mi habitación...dormimos en la misma cama, en inocencia completa, tu cubierto de vendas. 

Yo con una pastilla en mano, para tu dolor. 

Me sonreíste al día siguiente, no se porque correspondí a esa mueca. 

Yo odio todo. 

Tu no eres la excepción, pero cambiaste algo dentro de mi, esa noche, donde tu mirada...solo me pudo cautivar. 

El cigarro que robaste de mis labios, con tanta paz, cuando con toda la calma del mundo murmuraste mi nombre, ¿Porque te quedaste a mi lado? 

Siempre me lo preguntare. 

Creamos una extraña amistad, bastante exótica para mi gusto, pero no desagradable. 

Porque después de todo, tu eras una prostituta, y eso no era ningún secreto...

¿Cuanto cobrabas en realidad? 

Te daba asco, vender tu cuerpo, pero aun así, continuabas haciéndolo por tus hermanos...¿Porque? 

El rimel desgastado, la peluca que te daba ese aspecto tan tierno, si no fuera por tu altura, juraría que eres una chica, una muy hermosa, si me lo preguntas. 

Por mi estaba bien, siempre y cuando esa mirada fuera para mi, tus labios podían besar a otros, profesar un falso amor y tu cuerpo podía ser tocado como si de un trofeo se tratase, siempre y cuando, esa mirada fuera mía.   

Esa mirada,  que me dedicabas siempre al regresar, con los tacones en las manos. 

Esa sonrisa, estoy seguro que era solo mía...

Con toda la inocencia del mundo, se que buscabas, y con toda la tranquilidad, como si fuéramos un matrimonio viejo, nos metíamos entre las sabanas de mi cama, juntábamos nuestras manos y dormíamos. 

Se que siempre tardabas en dormir, por la preocupación de dejar a  Karen y a Kenny solos, pero confiabas tanto en ellos, que te permitías un momento para descansar. 

Esos momentos eran míos. 

Con sonrisa en labios, al día siguiente, solo te marchabas...

Te llegue a comprar con mi café, porque dejabas un sabor amargo en mi vida, una sensación de vació, pero te necesitaba. 

Tal y como el tabaco, que llenaba mis pulmones. 

Tal vez, era tu colonia barata, esa que se quedaba entre las cobijas, la única culpable que me había echo adicto a ti.

Debía ser un idiota, para creer, que yo era especial para ti, pero aun así, me di falsas esperanzas. 

Unas alas, para el chico que vivía en el infierno... 

Porque, mientras tu luchabas por un día a día, yo luchaba por quedarme en esta vida, tu tenias dos motores que te daban motivos para hacer lo que hacías. 

50 sombras liberadas de Dylan.Where stories live. Discover now