Capitulo 8

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Capitulo 8:

Abrí los ojos de golpe, y comencé a salirme de la tina. Me enredé en una toalla y dejé que el agua se fuera. Caminé a la puerta y escuché la televisión encendida, Justin seguía ahí esperándome. Abrí la puerta, esperaba que él se encontrara haciendo algo sospechoso, pero no. Tranquilamente estaba en el sillón mirando la televisión atentamente. Carraspeé y él se volvió a mí. Sonrió con aquella bonita sonrisa que tenía. Entonces recordé que solo una toalla cubría mi cuerpo. El cabello estaba húmedo y mi piel también.
-Se me había olvidado - dijo él acercándose a la cama y fue cuando me di cuenta que ahí había varias bolsas de diferentes tiendas - Lo acaban de traer para ti, toma lo que quieras. Espero que kenny haya atinado a tu talla.
Lo miré sorprendida.
-Deberías apresurarte, no te vayas a enfermar - dijo con preocupación - Por mientras pediré la cena.
Se dio media vuelta y por unos instantes no supe que hacer. Podría volver a ponerme mi ropa, sucia y vieja. Pero al acercarme y ver todo lo que había en aquellas bolsas, no pude resistirme a tomarlas.
Había toda clase de ropa, zapatos, así como accesorios y maquillaje. Me limité a tomar un vestido color azul marino, ceñido al cuerpo y de manga larga. Al parecer ese kenny, quien sea quien era, había atinado a mi talla. No tomé nada más, me cepillé el cabello y luego salí de nuevo a la habitación.

Había dos personas colocando comida en una mesa frente al televisor. Justin al verme les dijo que podían irse y les dio a cada uno una propina. Me acerqué y le sonreí. Él me devolvió la sonrisa.
-¿Todo bien? - preguntó aun con su sonrisa en el rostro.
-Si - contesté al instante - Gracias, por todo esto.
-Siéntate, debes estar hambrienta - me dijo acomodándome la silla, todo un caballero.
-De hecho - solté entre risas. Me senté y me acerqué a la mesa. El olor me llegó al instante. Miré el plato y un delicioso filete de carne estaba ahí.
No me esperé nada y comencé a comerme la comida. Sabía demasiado bien y si, estaba muy hambrienta. No me importó que Justin estuviera frente a mí, sabía que él no me criticaría por mi falta de modales.
-¿Te gusta? - me dijo mientras se llevaba un bocado a su boca y enarcaba un ceja. Parecía divertido.
En ese momento quité la mirada de mi comida, tomé una servilleta y la puse en mi boca. Asentí un poco sonrojada.
-Me alegro - dijo él - Entonces... cuéntame sobre ti. ¿Cuál es tú... historia?
Enarqué una ceja, aun masticando un bocado. Y al pasarme la comida con un poco de agua, contesté:
-Soy ________, soy pobre y para mantenerme tengo que trabajar vendiendo revistas y siendo una pu.ta -fue lo más natural que pude contestar, no quería entrar en más detalles - Así de simple.
Justin me miró entrecerrando los ojos, quería que le dijera más pero yo no iba a decir más.
-¿Hay algo que no me estás diciendo?
"Soy adicta a la cocaína" fue lo primero que pensé, pero no lo iba a decir. Eso me haría verme más vulnerable de lo que ya parecía para él.
-Es todo... - murmuré y bajé la mirada de nuevo al plato.
-Tampoco te voy a obligar a que me cuentes todo, después de todo somos dos completos extraños - se encogió de hombros y río entre dientes.
Entorné los ojos disimuladamente.
-Mejor dime tu historia - musité - Debe de ser mucho más interesante que la mía.
Justin río.
-Soy Justin, un chico normal de dieciocho años, que le gusta ayudar a las personas - dijo.
-No eres tan normal - miré alrededor - Eres un chico... rico.
Él se encogió de hombros y sus mejillas se encendieron.
Nos quedamos en silencio, él miró ahora su plato y yo lo observé. No parecía ser peligroso, podía percibir mucha nobleza en él. Pero no entendía porque me había llevado a ese lugar.
-¿Por qué me has traído aquí? ¿Cuál es la verdadera... razón? - le pregunté, dejando los rodeos - No lo entiendo.
-Como te dije, me gusta ayudar a las personas - contestó levantando la mirada, mostrándome sus hermosos ojos brillantes, parecía sincero - Tu te cruzaste en el camino y quise salvarte, de alguna forma.
-Justin, no te ofendas, pero con ayudarme a mí no ayudas a todas las personas en mi misma condición. Harían falta muchas personas como tú y no las hay. Yo tuve suerte de que me encontraras, pero las demás...
Me miró fijamente unos segundos, pensando en las palabras que le había dicho.

call girl, no phone || j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora