Digimon Tamers: Millennium. Parte: I

14. encuentros inesperados

Los ojos de Renamon se encontraban cubiertos de lágrimas y su corazón se encontraba lleno de ira. Estaba oculta entre la sombras, viendo como la casa de su familia ardía en llamas, cayéndose a pedazos, solo dejando escombros y humo detrás.

¿Qué había pasado aquí? ¿Quién lo hizo? Y lo más importante... ¿Por qué?

Los bomberos comenzaron a rociar agua sobre la casa, intentando apagar el fuego y lo consiguieron después de unos minutos. Buscaron entre los escombros y encontraron 4 cuerpos... o lo que quedaba de ellos. Renamon pensó lo peor, pero rápidamente se dio cuenta que ninguno era de su familia, y si ninguno era de ellos ¿de quién eran?

Takato, Rika y Rita, si estaban bien, entonces ella ya sabía a dónde habrían ido. No había tiempo de informar a nadie, debía llegar lo más rápido que se pudiera a ese lugar.

[Centro de la ciudad]

Weregarurumon se encontraba saltando de tejado en tejado, sus heridas lo volvían lento, pero su voluntad era más fuerte. Después de avanzar unos metros se detuvo, ya que el Digimon que se encontraba persiguiendo también lo hizo, el Digimon que era su único motivo de estar en este mundo, su némesis, Myotismon. Se encontraba flotando en el aire, dejando que el viento moviera su capa, se dio vuelta y descendió para estar frente a frente con el Digimon.

−Por fin elegiste enfrentarme.− dijo Weregarurumon.

−¿En el estado en que te encuentras? En estos momentos eres menos que nada.

−Y aun así aquí estoy; dispuesto a pelear por los míos.

−Así que el último de los garuru quiere seguir a su manada.

−No soy el ultimo, aún hay otro... mi hermano, se encuentra en este mundo.

−Supongo que debo arreglar eso.

Myotismon extendió sus brazos hacia los lados y de sus manos brotaron unos luminosos látigos rojos.

El duelo estaba a punto de iniciar.

−Sabes que yo no estuve en la "noche negra", ni en la reunión de la votación. Me encontraba luchando en la batalla de la trinidad.− Weregarurumon se colocó en su pose característica antes de una lucha. −Para cuando lo descubrí, el ataque ya había terminado.

−Lo sé. Pero tú eras parte de aquellos que creían ser lo suficientemente inteligentes como para jugar a ser dioses. Para decidir cómo exterminarían a los míos, como si fuésemos una enfermedad. Por lo que te tengo una pregunta. si hubieras estado ahí, cuando ellos discutían como acabar con mi raza... ¿Cómo habrías votado?

−...Hubiera dicho "no"... viejo amigo.

−...Mentiras.

Myotismon fue el primero en atacar, impactando el estómago de Weregarurumon con su pie derecho, el Digimon lobo voló un par de metros antes de que los látigos rojos se envolvieran en sus brazos. El Digimon maligno se dio media vuelta y tiro con todas sus fuerzas de los látigos, clavando a su oponente en el tejado donde se encontraban y haciéndolo atravesar un par de pisos.

Weregarurumon volvió a escena de un salto y rasgo el aire con sus garras creando una onda cortante con forma de "X". Su enemigo la esquivo dando un salto hacia atrás, el ataque impacto en el lugar donde él se encontraba antes. El Digimon vampiro voló hacia su oponente, embistiéndolo, avanzaron un par de cuadras a gran velocidad hasta que aterrizaron bruscamente en medio de una calle de seis carriles atravesada por un puente.

Las personas comenzaron a huir del lugar.

Myotismon creo de nuevo sus látigos y los envolvió en el torso de su oponente y utilizando gran parte de su fuerza los azoto contra el pavimento, después otra vez y otra vez, el Digimon se elevó un poco en el aire y comenzó a girar en su propio eje rápidamente, una vez que alcanzo cierta velocidad soltó sus látigos y Weregarurumon salió disparado hacia el puente peatonal que atravesaba la calle. El puente crujió, se agrieto y se derrumbó, los escombros cubrieron al Digimon lobo casi por completo. Myotismon se acercó flotando en el aire, aterrizo, saco a su rival tomándolo del brazo y lo golpeo directamente en el rostro con su puño izquierdo, repitió la acción cerca de 4 veces hasta que le dio una patada en el estómago y lo soltó dejando que cayera en los escombros.