02. el ave de shinjuku

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Rita había pasado las ultimas dos horas abriendo caja tras caja, buscando en los cajones de los escritorios, incluso debajo de las camas, constantemente iba de un lugar a otro solo para desordenar todo lo que encontraba en su camino, la casa estaba, prácticamente, patas arriba.

Cansada, se sentó en una silla de la cocina, escavando en los confines mas profundos de su mente, tratando de recordar el lugar donde se encontraba el objeto que tanto buscaba. Y como si fuera una iluminación divina, cierto lugar paso por su mente, se levanto de la silla y se dirigió hacia un pequeño pasillo con una puerta al fondo, abrió la puerta y encendió la luz, bajo por la escalera y camino hacia un estante, donde se encontraban, entre otras cosas, algunas herramientas, latas de pintura y una caja de cartón. Tomo la caja, la abrió y miro lo que estaba dentro, para su sorpresa, se encontraban dos aparatos iguales a ella que obtuvo la noche pasada. Uno era de color blanco y sus detalles eran dorados, al igual que el de ella. Miro el segundo y, al igual que el otro, era blanco pero sus detalles eran de color azul.

Rita puso un rostro de satisfacción y dijo para si misma "sabia que lo había visto antes". La chica miro de nuevo dentro de la caja, ahí se encontraba un grueso maso de cartas atado con una liga junto a unos googles de buceo amarillos y una fotografía con diez niños retratados en ella. Uno de ellos, llevaba puestos aquellos googles en la cabeza, la chica soltó una pequeña risa al darse cuenta de quien era. También se encontraba una chica de cabello pelirrojo, que tenía el mismo estilo que ella, al igual que la misma apariencia, rápidamente supo de quien se trataba, "mama" dijo. Rita le dio vuelta a la fotografía, y atrás de esta se encontraban escritos los nombres de cada uno de ellos: Takato Matsuki, Rika Nonaka, Henry Wong, Ryo Akiyama, Juri Katou, Hirokazu Shiota, Kenta Kitagawa, Suzie Wong, Ai y Makoto.

Guardo el maso de cartas en su bolsillo y colgó los googles en su cuello, guardo las otras cosas y salió del lugar. Ahora solo había dos preguntas en su mente ¿Qué son esos aparatos? ¿Y por que ella poseía uno? Pero lo que ella no sabe, es que pronto encontrara las respuestas que busca.

                                                                                     Shinjuku, 20:35 pm...

La noche había llegado a la ciudad y los postes de luz alumbraban las calles. Rita había pasado todo el día en su casa, era lógico, ya que, ella no tenía a nadie con quien charlar, o con quien salir... estaba sola. Se encontraba en su habitación dibujando lo que parecía ser un caballero con armadura blanca, en su mano derecha tenia una lanza y en la izquierda un gran escudo, lucia una gran capa roja y en su pecho tenia algo parecido a un símbolo de peligro. Era exactamente como lo describía su padre, en las historias que le contaba cuando era niña.

Un sonido rompió el silencio que llenaba la habitación, era como si fuera un timbre de celular. La chica rastreo rápidamente de donde provenía. Abrió el cajón que se encontraba a su izquierda, escarbo un poco entre las carpetas de hojas y encontró aquel artefacto, que desde la noche anterior, la llenaba de dudas. Su pantalla parpadeaba una y otra vez, parecía un teléfono recibiendo una llamada. Rita rasco su nuca por un par de segundos, y acto seguido, presiono uno de los botones de aquel pequeño aparato, en la pantalla apareció una flecha roja que se movía por los bordes de la misma, como si estuviera buscando una dirección.

La flecha se detuvo apuntando a la izquierda. La chica miro en la misma dirección, dándose cuenta de que apuntaba a su ventana, o incluso... mas allá de esta.

Tomo aquel aparato, y, aunque lo dudo por un instante, salió de su casa. Camino por las calles y llego a la intersección central de la ciudad, tenía una forma de una cruz, la calle se dividía en seis carriles, tres de los cuales, iban en dirección contraria a donde ella se encontraba, tenían unos 200 m. de largo y poseía un puente peatonal justo en medio.

Digimon Tamers: Millennium. Parte: IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora