Lugar más denigrante y horrendo no existe, tantos pasillos constituyentes de un laberinto de angustia, tantas personas en espera con caras largas y expresiones dolientes, tanta pestilencia a muerte y enfermedad, tanto silencio que te hace creer en el olvido, que triste prisión, enfermos y desahuciados a la esperas de un diagnóstico, tantos fármacos y químicos descomponientes de la naturaleza en la humanidad, en fin tantas vidas que transitan al camino de la muerte.
Tanta fé tejida en cada oración dirigida a un ser supremo del que muchos han comenzado a dudar, tanta angustia quebrantado las palabras que en estos casos sólo asemejan el susurro del aliento, tanta tristeza se ve reflejada en las manías de los visitantes, tanta ansiedad y delirio penetrantes en el aire, tanta agonía e ilusiones que en cuestión de segundos morirán, tantos moribundos suplicando por miligramos de morfina o cualquier otro estúpido fármaco que alivie el dolor y los encamine a la muerte, tantas personas tristes con los ojos vacíos y brillantes pues por estos mismos transita la poca vida que en ellos reside, en fin, un lugar con tantas vidas que apenas nacen o tantas de las mismas que en el momento concluyen.
