Efímeros suspiros prisioneros de una helada e hiriente atmósfera.
Grandes cantidades de vapor liberadas a causa del dolor en forma de gemido o de un grito sofocado.
Lágrimas evaporadas por la dignidad y el desamor de individuos con una vida miserable.
Enormes masas de agua obstruyendo los rayos de un cálido y luminoso sol, convirtiendo un tenue y alegre lienzo azul en una obscura y deprimente imagen, un paisaje que contagia e impregna la tristeza en el alma de todos los individuos que admiran dicho espectáculo.
Cada gota de agua contenida en las nubes son la representación de las lágrimas derramadas por el dolor, de los suspiros estremecedores que un amor provoca, de cada gota de sudor producida por el nerviosismo y la inseguridad, y principalmente, representa a el miedo liberado por cada uno de los poros de nuestro cuerpo.
Contemplemos el cuerpo humano como una nube, que carga con tanto dolor y miedo que es predecible el hecho de que alguna vez dicha nube tenga que liberar sus cargas dejando a flor de piel el motivo por el que cada gota o lágrima recorre la mejilla y volviéndonos vulnerables ante los ojos de la sociedad, volviéndonos débiles y destruyendonos hasta el punto de desaparecer.
