El padre de mi amiga.

4. ¿Pijamada? (Parte 1)

Narra Mía.

Hoy por fin es viernes y podrá venir Pedro a casa.
Realmente extraño mucho juntarme con el como cuando éramos más chicos. Antes no teníamos tantas tareas y todo era más simple. Sin contar que antes íbamos juntos y ahora apenas compartimos algunas clases.

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Luego de una mañana agotadora en el colegio, quedé con Pedro de encontrarme en la puerta así volver juntos a casa. Mi papá, Javier, nos pasará a buscar.

Esperé unos minutos a Pedro parada en la puerta y logré observarlo entre toda la gente. Una vez que conectamos miradas le sonreí en grande y frente a frente nos abrazamos.

-Pedro, nene... te extrañé...- nos separamos y quedamos observandonos.

-Yo también te extrañé, nena...- ambos reímos ante su burla y luego de un rato hablando escuchamos una voz llamándonos.

Narra Javier.

Manejé lo más rápido posible para poder ir a buscar a Mía a tiempo. De más está decir que estaba algo contento de que venga Pedro a casa. Por dios, ese chico es tan buen chico... si, buen chico.

Luego de unos minutos llegué a la escuela y al verlos sonreí en grande.

-Chicos...- dije bien en alto para que puedan escuchar. -¿Vamos?-
Ambos voltean y observé sus rostros con detalle. Él sonreía como siempre, con esa sonrisa tan linda que tiene; y Mía sólo me miraba, como siempre.

-Claro que si..- dijo Pedro emocionado y caminó con rapidez hasta el auto. -Buenos días, Javier...- murmuró y besó mi mejilla por la ventanilla para luego subir. Mía imitó sus acciones sin mencionar ninguna palabra y comencé a manejar devuelta a casa.

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Narra Pedro.

Que hermoso se veía él. Siempre se ve hermoso, pero creo que hoy se ve más hermoso que nunca.
En el auto fuimos escuchando un poco de Oasis. Como era de costumbre, con Javier cantábamos y Mía escuchaba mientras reía.

Luego de llegar a la casa, almorzar los tres y ayudar a Javier un poco con los platos fuimos hasta la sala para ver un poco de televisión.
Veíamos un concurso de cantantes y de repente escucho una voz que me murmura. Él.

-Pedro, ¿Te quedarás a dormir?-
Su voz.. me traía descargas eléctricas.

-S-si no te molesta... Cla-claro que si...- murmuré con nerviosismo al imaginarme en una cama junto a él.

-¿Que dices, Mía?- habló él con un tono más alto.

-¿Que Pedro se quede a dormir? Me encantaría.- Dijo con una gran sonrisa.