Era ya tarde en la noche, en las calles no había ni un alma, en la casa del alcalde del pueblo sólo podían escucharse los ahogados gritos del alcalde suplicantes pos su vida, estaba sufriendo un ataque cardiaco, moriría en solitario, recordó todo lo que había hecho en su vida, las cosas buenas y las cosas malas, una persona desconocida entraba al cuarto por la ventana viendo sonriente cómo el listón negro caía del cuello del moribundo alcalde, el sujeto se acercó lentamente al ver que el listón había caído, lo volvió a colocar en su cuello volviéndolo blanco, un gran silencio invadía la habitación, después de unos minutos se escucharon los latidos de un corazón, el alcalde había vuelto a la vida, pero algo era diferente en él, su mirada estaba perdida y no había expresión en su cara, el revivido alcalde se volvió a recostar en su cama y volvió a dormir. A la mañana siguiente en la plaza de la ciudad se iba a celebrar una festividad importante, el festival de invierno, el alcalde se comportaba como lo había hecho durante tantos años pero no tenía brillo en sus ojos y la atmósfera a su alrededor era diferente, parecía ser una simple marioneta haciendo las cosas de manera mecanizada.
Alexander vendía flores en la plaza, a las parejas que se encontraban en la plaza, también a aquellos maridos que habían olvidado sus aniversarios, las flores se acabaron y decidió ver el discurso del alcalde, sintió ese aire extraño a su alrededor y decidió acercarse a él, como una sombra se movió entre la gente hasta quedar en la primera fila para escuchar el discurso, vio unos listones negros alrededor de algunos de los guardias y no dudó en ponerse sus guantes, cuando vio al alcalde vio confundido ese listón blanco en su cuello, Alexander titubeó y dio un pequeño paso hacia atrás, en ese momento un señor de apariencia desarreglada sacó una pistola y mató a dos guardias de dos disparos a cada uno, tomó al alcalde como rehén y al momento de llegar la guardia le disparó al alcalde, Alexander al llegar con los guardias sacó sus rosas de cristal dándoles el descanso que merecían por su trabajo, pero al acercarse al presidente fue diferente, no pudo sacar la rosa de su pecho, lo único que pudo hacer fue quitarle ese listón blanco, lo llevó al cementerio para mostrárselo a Smith pero este sólo pudo ver el listón muy confundido y sin saber que podría pasar.
En la torre del reloj aquella extraña persona veía la ciudad sonriente, mientras veía el reloj de bolsillo que tenía en su mano, las memorias del alcalde se encontraban dentro, motivo por el cual el Shinigami no pudo obtenerlos, la ciudad se envolvió en un frío tremendo que hizo sentir a los Shinigami un escalofrió en todo su cuerpo.
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Memorias de un Shinigami
Viễn tưởng"La vida es como una rosa, tan frágil, tan hermosa, tan llena de vida, pero como toda rosa posee espinas que lastiman".