Memorias de un Shinigami

Lápida 10: No mueras

Completamente sorprendido por la terrible escena que se llevaba a cabo frente a mí solo pude ver como poco a poco el cuerpo de Smith caía al suelo, a escasos centímetros de que este cállese completamente empecé a notar como este quedo suspendido en el aire, Maikel se detuvo antes de poder sacar su espada del cadáver del que alguna vez fue Smith, la muerte, cerré los ojos sin saber qué había ocurrido y al volverlos a abrir me encontraba en un lugar completamente diferente pero sentía una presencia muy familiar, volteé a todos lados viendo un despejado cielo y frente a mí aparecieron tres personas, Smith, Julieta y mi amada, no podía creer eso, ¿en dónde me encontraba? ¿Qué era este lugar? Aún muy confundido sólo pude caer de rodillas incrédulo por lo que veían mis ojos, mi amada se acercó a mí y tomándome de las mejillas me invitó a levantarme, tomando sus manos me puse de pie y la abracé con aferro, realmente era ella, era tan feliz en ese momento pero sabía que algo estaba pasando por estar en presencia también de Julieta y Smith, separándome un poco de mi amado miré al que fue en su tiempo mi jefe y a la que fue mi compañera por un escaso tiempo, ambas personas que fueron también importantes para mí –Smith, dime ¿qué estoy haciendo aquí? Sé que aún no he muerto de nuevo- Julieta se limitó a voltear a otro lado mientras mi amada se separaba de mí y Smith se acercaba a mí –Es verdad, esto es sólo parte del trato, eres el último Shinigami de la ciudad y, por lo tanto, el único que podrá detener a nuestro enemigo, si lo vences todos los habitantes de la ciudad regresarán a la vida, pero nosotros no podremos regresar de nuevo, te daré mi poder, tú serás mi sucesor, aunque, nunca creí encontrar a alguien tan apto como tú. Por favor, cuida mucho a Lucia, ella es la clave para derrotar a Maikel- dijo Smith mientras me daba un par de llaves, una dorada y una negra, después de eso regresé al lugar de antes, Maikel apenas estaba sacando su espada del cadáver de Smith pero ahora su cabello se había vuelto negro, era claro, ahora yo tenía los poderes de Smith, mi cabello se tornó completamente blanco y mis ojos brillaban más que antes, saqué de mí mismo mi rosa de memorias y al ponerla junto con la llave negra y la llave dorada, ésta se convirtió en una espada de cristal negro con ornamentas doradas –En el nombre de mis compañeros y los habitantes de ésta ciudad, yo te detendré – tras decir esas palabras desaparecí junto con Maikel apareciendo de nuevo en la oficina de Smith, donde yacía Maikel, y al verme soltó una risa despreocupada y dijo –Ya pude derrotar a tu jefe mi estimado shinigami, y, por más que ese truco de la espada haya sido impresionante, eso no quiere decir que me podrás derrotar – al terminar sus palabras empuñó su espada preparándose para el ataque, a lo que le respondí –Puede ser cierto, pero eso sólo lo sabré si lo intento, has lastimado a mucha gente inocente y eso es algo que simplemente no puedo perdonar- enterré la punta de mi espada de cristal en el suelo haciendo que la oficina de Smith se convirtiera en un gran pastizal con un gran árbol a la lejanía – Sí que estás lleno de sorpresas Shinigami- en ese mismo instante Maikel lanzó un ataque a gran velocidad el cual pude esquivar por unos escasos milímetros, inmediatamente trate de contraatacar logrando hacerle un corte a la altura del hombro, seguimos con el intenso combate sin descanso alguno, hasta que al final logre acertar el golpe de gracia atravesando el corazón del encapuchado, el cual sólo soltó su espada y me tomó de los hombros con una pequeña sonrisa mientras un poco de sangre salía de su boca y, moribundo, me susurro –Sabes que ahora que eres la muerte ya no podrás ver a tu amada ¿verdad? Si te hubieses dejado matar, podrías haber estado con ella para siempre...- en ese momento me alejé de él sacando mi espada de su pecho dejando caer su cuerpo sin vida en el suelo mientras mi espada se volvía a convertir en una rosa de cristal y guardaba las llaves junto a la rosa en mi interior – Puede que lo que digas sea cierto, pero no pienso traicionar mis ideales y dejar morir a tanta gente inocente – todas las almas que Maikel había tomado de la ciudad empezaron a salir desde su interior regresando a sus dueños a la vez que se liberaba a Lucia de su control. Salí de la oficina de Smith y la cerré para siempre, dejando en su interior al sujeto de la gabardina, más tarde cargué a Lucia en mis brazos y la saqué del cementerio, llevándola a mi casa mientras veía cómo las personas en las calles se levantaban tranquilamente como si hubiesen estado durmiendo, el sol salió dando a la ciudad su calor, pero, aun así, yo no podía estar del todo feliz, había perdido a grandes amigos y no vería a mi amada de nuevo, en mi pecho sentía un dolor enorme, en ese momento sentí la mano de Lucia colocarse en mi pecho mientras me sonreía cálidamente diciendo –Todo estará bien, no estarás solo nunca más, lo prometo- lágrimas brotaron de mis ojos y al llegar a mi casa decidí que desde ese momento Lucia viviría conmigo y así cumplir su promesa, parece que era consciente de lo que había ocurrido y que ella misma podrá cumplir sus palabras.