Deportes.

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Desde hacía unos quince minutos, la charla había tomado tintes subjetivos. Todo comenzó cuando el profesor apareció en clase, tarde como siempre, con una de esas locas ideas producto de una estúpida promesa al director.

¿A quién se le ocurriría que la clase especial participara del festival deportivo?

Argumentó a más no poder, que el único sentido que tenía la creación de un grupo especial era justamente no exponerlos a ese tipo de actividades, sobre todo a Haruka, aunque esto último prefirió no decirlo.

Sin embargo el profesor Tateyama era un hueso duro de roer, y como siempre ganó la batalla usando los sentimientos de Kokonose como caballito de batalla.

–Una vez me contaste que siempre te hubiera gustado participar en un evento deportivo– comentó viendo a su compañero, quien asintió efusivamente antes de comentar lo divertido que parecía ser.

Un día no muy lejano demandaría al profesor por extorsión sentimental, estaba segura de ello.

–El director estará muy complacido con nuestra participación en el evento– aseguraba Tateyama con orgullo cuando ella regresó de su breve introspección –Finalmente el grupo especial tendrá su oportunidad para lucirse también en los deportes.

–¿No le parece que exagera?– contraatacó severamente –Nuestro éxito en el festival anterior estuvo bien, lo merecíamos, pero esta vez no tendremos la misma suerte, para empezar sólo somos dos personas y para seguir, ambos tenemos enfermedades físicas.

–Creo que Takane tiene razón...– asintió Haruka con un dejo de tristeza –No puedo correr, ni levantar peso... Creo que no existe un evento deportivo en el que pudiera participar...

–¡¿Van a dejar que los derroten antes de intentarlo?!– exclamó el profesor en un intento fallido por darles ánimo –Enomoto, tú no tienes ningún impedimento físico para el deporte, y Haruka, tú no necesitas correr ni levantar peso como entrenador.

–¡¿ENTRENADOR?!– exclamaron al unísono.

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–Odio mi vida...– murmuró observando su ropa deportiva la cual acababa de estrenar al igual que Haruka.

–Creo que puede ser divertido– sonrió él con un silbato colgado del cuello, un gorro de visera y un portapapeles en su mano.

–Lo dices porque no tienes que correr durante horas hasta desfallecer por el cansancio– murmuró de mal humor.

–Soy tu entrenador y no te pediré que hagas eso...– respondió mientras le sonreía con calidez –Sólo haremos aquellas actividades que te gusten.

–¡Bien! ¡Me voy a dormir!– exclamó comenzando a caminar fuera del predio.

–¡No Takane, no me refería a eso!– la siguió –Hablo de actividad física...

–Técnicamente cualquier cosa que hagas con tu cuerpo es actividad física, incluso dormir– retrucó deteniéndose con sus brazos cruzados –. Desde pequeña he hecho hasta lo imposible para evadir las clases de educación física, odio cansarme, sudar y el dolor en los músculos.

–Oh... P-Pero debe haber alguna actividad que te moleste menos que otra...– murmuró preocupado.

–No hay– negó de plano, para luego verlo con un poco de pena –. Si realmente quieres entrenarme tendrás que obligarme a hacer cosas que no me gustan, ¿entiendes eso?

–¿Obligarte?– preguntó lastimeramente –Yo no puedo obligar a Takane a nada...

–Pero ese es el trabajo de un entrenador, si no puedes hacerlo le diremos al profesor que olvide esta estupidez– propuso sonriendo.

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