–Takane... ¿Qué te pasa?– preguntó lastimeramente, había perdido la cuenta de las veces que repitió esa pregunta –Takane, ¿estás enfadada...?
–No– se dignó a responderle de mala gana sin siquiera mirarlo.
–Pero Takane, ¿qué te pasa?– insistió viendo como ella subía el volumen en su reproductor hasta el punto en que se podía escuchar claramente la música que salía de sus auriculares –Por favor...– le suplicó acercándose aún más en un intento por que ella al menos viera su rostro.
–¡Déjame en paz!– le gritó cuando él puso una mano en su hombro –¡Te dije mil veces que no me pasa nada!– aseguró quitándose los auriculares y arrojándolos sobre su pupitre al tiempo que se levantaba –¡Me tienes harta con tu insistencia! ¡Me voy y no me sigas!– ordenó antes de convertir sus palabras en acción.
–Ta-kane...– murmuró cuando los cimientos dejaron de temblar por el fuerte portazo –¿Qué hice mal...?– un par de lágrimas cayeron por sus mejillas.
Se enfadaba con él casi a diario por cosas como que era un cabeza hueca, algún dibujo que a ella le causara vergüenza, o un comentario acerca de lo linda que era y lo mucho que la quería frente al profesor... Estaba acostumbrado a que se molestara de esa forma... Pero jamás la había visto como en esos momentos...
Era el segundo día en que ella no le hablaba y lo evitaba como a la peste, dos días podría parecer poco tiempo para cualquiera, pero para él era una eternidad... Una eternidad de insoportable tortura.
–¡Ya llegó por quien lloraban!– entró el profesor con una sonrisa de oreja a oreja, deteniéndose al verlo con su rostro compungido y sus mejillas húmedas –¿En serio estaban llorando?– preguntó.
–L-Lo siento profesor– negó lo evidente secándose el rostro con la manga de su sweater.
–Vaya vaya... Problemas en el paraíso...– comentó el hombre dejando sus papeles sobre el escritorio –¿Takane sigue demente?
Negó nuevamente –Ella no está demente... Está muy enfadada conmigo y no entiendo el por qué... No recuerdo haber hecho nada malo, pero seguramente lo hice...
–No deberías preocuparte, las chicas una vez al mes tienen esos... Días– comentó sentándose en el escritorio con una de sus piernas cruzada sobre la otra –. ¡Ya se le va a pasar!– le restó importancia.
–Eso espero...– murmuró respirando hondo, tenía que dejar ese tema por el momento y concentrarse en la lección –Ella se fue hace unos minutos... ¿Quiere que vaya a buscarla?– una vez que terminó su pregunta se dio cuenta de que no podría dejar de pensar en Takane por muy duro que lo intentara.
–Si valoras tu vida, te recomendaría que no te le acerques cuando está molesta. No te preocupes, ella regresará por su propio pie en algún momento– él asintió –. Cambiando de tema, me contaron que estás ayudando al profesor de educación física en sus clases.
Sus ojos brillaron un poco y dejó escapar una pequeña sonrisa –Así es– asintió –. Después del festival deportivo unos ex-compañeros dijeron que querían que yo ayudara a entrenarlos, no me siento muy capacitado realmente, pero me agradó la idea así que les dije que sí...– comenzó a contar –La semana pasada el profesor me dijo que podía ser su ayudante, me dará créditos de educación física como si fuera a clase, y puedo estar sentado a la sombra, además estoy ayudando a los demás con su entrenamiento...– sonrió aún más –¡Así que me hace muy feliz!
–Me alegra escuchar eso– sonrió el profesor de vuelta –. Entonces comenzaste ayer...– él asintió –Pero ahora que pasarás tiempo con otro profesor vas a olvidarte de mí– murmuró con fingida pena –. ¡Me cambiarás por otro! Ohh... ¡Qué celoso me siento!– exclamó al cielo en una pose muy dramática.
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Diferentes
Hayran KurguAmbos eran diferentes al resto... Ambos eran diferentes entre sí... Pero lo diferente no siempre es incompatible. -Serie de drabbles- Ni los personajes ni la imagen que usé como portada me pertenecen. La historia en la que se basa este fic es propi...