Prólogo

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14 de febrero de 2016.

Yo no quiero salir a ningún lado. Daniel no puede entender que no me siento bien y que detesto el sol de este lugar. Todos los días del mundo parece que arderemos junto con la ciudad. Pero él tiene que ser el más detallista, el más romántico, el novio más lindo – Ya sé por qué lo amo. – y no le importa que sea domingo. Sus planes: Ir a los Castillos de Guayana.

Tengo que ser una idiota para dejarme convencer con un beso.

Me levanto de la cama y veo que son las 4 de la mañana. Me miro en el espejo y el reflejo muestra una chica destruida y es exactamente así como me siento en este momento. En mi armario, al menos en el intento de armario que tiene esta pequeña habitación, busco la ropa que voy a usar en este pequeño paseo.

Entro a la ducha y dejo el agua caer sobre mi cuerpo, sintiendo múltiples gotas salpicar en todas partes de mi piel. Nosotras las mujeres ciertamente demoramos más, pero también está el placer de darnos a esperar. Toda chica sabe que jamás debe esperar por un chicho; ni siquiera si se trata del amor de su vida.

Daniel siempre ha querido conocer ese sitio pero su idea no es ir él y su mejor amigo, no, eso es algo demasiado perfecto para mí. Su sueño desde que llegó a esta ciudad es ir a ese sitio histórico con su novia, es decir, conmigo. Al principio mis negativas de ir le parecían suficientes pero luego fue más y más persuasivo hasta que – Es que sus labios son mi debilidad. No podría decir que no con eso. – terminé por aceptar.

Un sonido me saca de mis pensamientos, el de la puerta al ser golpeada un par de veces. Me parece raro que alguien esté tocando la puerta en plena madrugada. Es mejor andar con cuidado en momentos como éste.

- ¡Voy! – No hace falta gritar pues la habitación no es de grandes dimensiones. – ¿Quién es? – Todavía algunas veces siento miedo. Cuando tocan la puerta, pienso que puede ser Roger o Damián. Aunque están muertos la idea me aterra. – ¿Quién toca?

Abro la maldita puerta esperando ver a Teodoro con su estúpida sonrisa diciendo ¡Feliz día del amor y la amistad!, pero no hay nadie allí parado. En lugar de eso encuentro un pequeño papel doblado a la mitad.

"Si usted a la persona que ama quiere ver, entonces las instrucciones del juego debe leer. Si usted al amor de su vida quiere besar, entonces este juego debe ganar"

La señal de SofíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora